Wade Whitehouse es un protagonista insospechado para una tragedia. Divorciado, bebedor y cada día más frustrado, no desentona entre los escasos vecinos de Lawford, el pequeño pueblo de New Hampshire del que su hermano Rolfe huyó en cuanto pudo. Wade malvive compatibilizando su trabajo de policía local con el de pocero y con prácticamente cualquier servicio que le demande Gordon LaRiviere, uno de los hombres más poderosos de la zona. A pesar de su complicada vida, Wade pone todo su empeño en mejorar la relación con su hija, maltrecha desde el divorcio; y es que nada le importa tanto como convertirse en un buen padre. Cuando llega noviembre y se inaugura la temporada de caza, un incidente en la montaña desencadena los acontecimientos que llevarán a Wade a huir lejos del pueblo, dejando tras de sí un estremecedor rastro de violencia. Aflicción es la cumbre narrativa de Russell Banks, una novela en la que el noir, el wéstern crepuscular y el drama se dan la mano para narrar el hundimiento de un hombre corriente, atrapado en una vida fallida desde la infancia. Una historia desgarradora, narrada con pulso trepidan
Crimen y castigo (1866) es seguramente la obra más lograda de Fiódor Dostoyevski (1821-1881). En esta parábola de transgresión y expiación, las elucubraciones de su protagonista Rodion Raskolnikov -nihilista descarriado por las teorías utilitaristas procedentes de Occidente- en torno al derecho de los hombres extraordinarios a utilizar el asesinato como medio para alcanzar fines superiores confieren al relato su carga ideológica. Sin embargo, los argumentos doctrinales encaminados a justificar la muerte de una vieja prestamista se combinan de forma inextricable con el estudio psicológico del criminal, cuyo forcejeo y desgarro íntimos confieren a la novela sus excepcionales complejidad y hondura.
La correspondencia cruzada entre la novelista Carmen Laforet y el crítico de la cultura Emilio Sanz de Soto confirma que Laforet, pese a su mutismo publicitario, no renunció hasta el final a su ejecutoria de escritora, y recupera parte del tejido de la memoria de Sanz de Soto, tan carente de registros en letra impresa. La libertad fue la meta vital de ambos y la dificultad de encontrarla en la España de su época, el argumento central de sus respectivas biografías. Odiaban ser dirigidos y dirigir, y les gustó relacionarse con gente libre. Eran dos seres dotados de narración. Creían en la aristocracia de los sensibles, de los considerados, de los valerosos. Todo lo humano les parecía comprensible, sin etiquetas, sin el poder reductor de esencialismos identitarios. Este epistolario es también la historia de «una amistad amorosa», un concepto y una experiencia de difícil absorción en la cultura española, pero que continuamente estuvo en boca y en vida de Emilio Sanz de Soto y Carmen Laforet. La lectura de estas cartas está presidida por una perentoria necesidad de diálogo que nos remite al hermoso ensayo de Virginia Woolf, The Humane Art, en el que concibe el género epistolar como el arte más humano, al hundir sus raíces en «el amor a los amigos». Estas cartas inéditas son las que cubren un mayor lapso de toda la correspondencia de Carmen Laforet (desde diciembre de 1958 a agosto de 1987) y contribuyen a un mejor conocimiento de la escritora de Nada y de las «memorias literarias vivas» de un testigo excepcional de la cultura española del medio siglo: Emilio Sanz de Soto.
«Tan aguda, tan urgente, tan valiente. Gabriela Cabezón Cámara es una de las voces más auténticas escribiendo en español en este momento, y de todos sus talentos hay uno cada día más difícil: no solo hurga y desafía, no solo se anima a la oscuridad, sino que entrega a cambio la subversiva valentía de pensarnos más humanos, más vivos y luminosos que nunca». Samanta Schweblin
Para cumplirle a su Virgen del naranjel —lo ha salvado de la horca— Antonio huye con dos niñas famélicas. En la selva, tan viva comoun animal hecho de muchos, comienza una carta a su tía, priora del convento del que escapó siendo novicia. Arriero, tendero, soldado, grumete y paje, ha empuñado la espada y hundido la daga. Ahora debe cuidar de una manada y de Michi y Mitãkuña, que lo interrumpen una y otra vez con sus preguntas difíciles. La autora encuentra en Catalina de Erauso, la legendaria Monja Alférez, quien narre la cruel destrucción de América y le permita avanzar contra los géneros. Donde la avaricia colonial destruye, esta novela monumental funda una nueva gramática amorosa en laque el cine de Miyazaki, los rezos en latín, las canciones en vasco y las palabras del guaraní rompen la métrica del Siglo de Oro.
Una novela que explora de forma soberbia el mal, la traición y la locura. Finalista del Premio Goncourt.
Mientras cubre como periodista el juicio de Klaus Barbie en Lyon, un criminal nazi apresado décadas después en Bolivia, el narrador también descubrirá la verdad sobre el papel de su padre psicótico durante la Segunda Guerra Mundial.
La única referencia al pasado de su progenitor era aquello que le decía su abuelo, que el narrador era «el hijo de un traidor, de un bastardo, de un malnacido». Al ahondar en su investigación descubre que su padre acabó vistiendo cuatro uniformes diferentes, desde el de la Resistencia hasta el nazi, y que esta increíble historia no hace más que confirmarle la locura de un hombre que ha sido siempre un mitómano y un manipulador.
Cuando Klaus Barbie entra en la sala, el protagonista está sentado en las filas de la prensa y su padre, en medio del público. No se trata de un juicio que acaba de empezar, sino de dos. Barbie tendrá que responder por sus crímenes. El padre, por sus mentiras.