En 2004, tras la muerte de su mujer, Iván, que soñaba con dedicarse a escribir, regenta una modesta consulta veterinaria de La Habana. Y es el dolor de esa pérdida que le hace volver sobre un episodio de su vida, ocurrido a finales de los años setenta, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos imponentes galgos rusos. Tras varios encuentros, el misterioso personaje comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que lo llevan a la figura del asesino de Trotski, Ramón Mercader. Y gracias a esas conversaciones, Iván puede reconstruir la trayectoria de Liev Davídovich Bronstein, conocido como Trotski, y de Ramón Mercader, que se ocultaba bajo el nombre de Jacques Mornard, y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores del siglo xx. Desde el destierro impuesto por Stalin a Trotski en 1929, y la infancia de Mercader en la Barcelona burguesa, sus amores y peripecias durante la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas de ambos se entrelazan hasta confluir en México. Y ambas historias completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su extraña relación con el hombre de los galgos en la playa.
El reencuentro de los compañeros de armas transmite con asombrosa vivacidad los sentimientos de dos veteranos del ejército de las aldeas rurales de la China más profunda.
Uno de ellos murió en el frente de forma ignominiosa. El otro llegó a ser oficial. Los dos amigos se reúnen en espacios imaginarios y hablan de la vida, de su infancia campesina, de sus años en los cuarteles, de sus amores frustrados y de las batallas donde, en todas partes, la farsa compite con la tragedia.
¿Cómo llegamos a conocernos? ¿Qué significan los otros en nuestras vidas?
Asle, un pintor viudo que vive solo en un fiordo noruego, observa su vida entera con la mirada fija en el flujo del mar. No se trata de la nostalgia de un recuerdo, se trata de una observación meticulosa que busca dónde ha fallado.
Ha sufrido la adicción, la incomprensión de una sociedad cerrada y su propia oscuridad como artista, pero es el amor hacia Ales lo que le obliga a ir más allá del mundo más cercano.
Días felices en el infierno, la obra maestra del poeta, periodista, traductor y enfant terrible de las letras húngaras del siglo xx György Faludy (Budapest, 1910- 2006), es el relato trepidante de quince años de la biografía del autor, que comprenden desde su huida de Hungría (perseguido judicialmente por el gobierno filonazi), a finales de 1938, hasta su salida del campo de trabajos forzados de Recsk, donde había sido internado en 1949, entre los miles de detenidos a raíz del proceso a Lazsló Rajk, bautismo de sangre del estalinismo húngaro. Editado en inglés en 1962, el libro no fue publicado en húngaro hasta 1989, tras la caída del régimen comunista.
Han transcurrido trescientos años desde los acontecimientos de la Trilogía Mistborn. Kelsier y Vin han pasado a formar parte de la historia y la mitología, y el mundo de Scadrial se halla a las puertas de la modernidad. En las tierras fronterizas conocidas como los Áridos, las antiguas magias son una herramienta crucial para quienes defienden el orden y la justicia.
Uno de esos vigilantes de la ley es Waxillium Ladrian, un excepcional nacidoble capaz de empujar metales con su alomancia y utilizar la feruquimia para volverse más ligero o pesado a voluntad. Tras veinte años en los Áridos, una tragedia hace que Wax regrese a la metrópolis de Elendel. Allí tendrá que renunciar a sus pistolas y asumir sus obligaciones como líder de una casa noble. Pero cuando una banda de alomantes comienza a asaltar trenes y secuestrar a personas, Wax tardará poco en descubrir que las mansiones y las elegantes avenidas arboladas de la ciudad pueden ser más peligrosas que las arenosas llanuras de los Áridos.
Cuando Edie Ledwell, angustiada y con aspecto descuidado, aparece en la oficina suplicando hablar con la detective privada Robin Ellacott, ésta no sabe muy bien cómo afrontar la situación. Edie, cocreadora de una popular serie de dibujos animados llamada Un corazón tan negro, está siendo acosada por internet por un misterioso personaje llamado Anomia, del que está desesperada por descubrir su identidad.
Robin decide que no puede ayudarla y no vuelve a pensar en ello hasta que, unos días más tarde, Edie aparece apuñalada y muerta en el cementerio de Highgate, el escenario de la serie Un corazón tan negro.
Robin y su socio Cormoran Strike se ven entonces envueltos en la búsqueda de la verdadera identidad de Anomia. Pero, con una compleja red de nombres falsos en línea, intereses comerciales y conflictos familiares que resolver, Strike y Robin trabajan en un caso que pone a prueba sus poderes de deducción y los expone a una amenaza insospechada.