La selección de los mejores cuentos de Alice Munro, Nobel de Literatura en 2013, hecha por ella misma.
"¿Cómo lo hará Alice Munro? Lo que consigue parece magia".
Sara Mesa
Cuando, una mañana de octubre de 2013, sonó el nombre de Alice Munro como ganadora del Premio Nobel de Literatura, no eran muchos los lectores que conocían su obra, que habían andado con ella por los pueblos canadienses donde se despliega su mundo y habían descubierto los secretos que se esconden a menudo debajo del mantel de hule de una mesa de cocina cualquiera.
Quien se adentre en este libro se descubrirá enseguida en medio de una selva de plantas, animales y flores. Y encontrará también el examen moral de la experiencia que asociamos a la poesía escrita en inglés, y ese despliegue espectacular de geografías y paisajes interiores que comparten tantos de los poemas que se han escrito en Estados Unidos. Aunque nadie discute la preeminencia entre la poesía estadounidense (y la universal) de autoras como Marianne Moore, Elizabeth Bishop o Anne Sexton, lo cierto es que el canon de la poesía de Estados Unidos suele estar plagado, en ocasiones de manera rutinaria, por poetas varones, y que autoras como H. D., May Swenson o Amy Lowell no disfrutan todavía en nuestro país del reconocimiento que merecen. Las trece de poetas seleccionadas en esta antología –de la pionera Emily Dickinson a la benjamina Sylvia Plath–¬ cubren casi dos siglos de una tradición de poesía todavía joven, pero madura y de calidad indiscutible. Ofrecemos de cada una de las autoras una cantidad de poemas suficientes (sus cimas) para que el lector pueda formarse una imagen cabal de sus sutiles mundos artísticos.
Gustavo Adolfo Bécquer, hijo de un pintor sevillano de origen flamenco, nació en Sevilla en 1836. Huérfano desde niño, estudió pintura hasta que se trasladó a Madrid a los dieciocho años. Periodista, escritor de relatos y sobre todo poeta romántico, publicó gran parte de su obra en el diario El Contemporáneo. En 1858 conoce a Julia Espín, su gran amor no correspondido, y comienza a publicar «Leyendas», una serie de narraciones de inspiración popular, que le depararían fama universal. La vida de Bécquer se vio acosada siempre por penurias económicas hasta que obtuvo un empleo público como censor de novelas. Enfermo de tuberculosis, murió en Madrid a los treinta y cuatro años. Aunque muchos estudiosos niegan la existencia del género gótico en nuestro país, eclipsado por una omnipresente corriente principal más apegada al realismo y el costumbrismo, otros críticos reivindican una ficción gótica «a la española» que habría influido en autores como Espronceda o Bécquer.
En 1891, Arthur Conan Doyle, acuciado por necesidades económicas y animado por el interés que habían despertado las dos primeras novelas de Sherlock Holmes, ofreció a la revista Strand Magazine una serie de narraciones breves del genial detective a la que siguieron otras. «El formato del relato resultó ser el más apropiado a la publicación por entregas», explica Juan Antonio Molina Foix, traductor y editor de estos cuentos completos. «En cada uno se contaba una aventura completa de la pareja protagonista pero se establecían alusiones y relaciones entre todos ellos... La brevedad de los textos obligó a Conan Doyle a desarrollar una eficaz economía de medios, basada en su innegable habilidad para reflejar una atmósfera y unos personajes con unos pocos brochazos... Londres sigue siendo el decorado idóneo para estas aventuras, que transcurren casi siempre entre intrincados, sombríos y desiertos callejones, malolientes tabernuchas, fumaderos de opio y hoteles de lujo.» El presente volumen reúne las 19 últimas historias del sabueso de Baker Street, agrupadas en sus dos colecciones originales, a las que se ha añadido una introducción y un álbum de ilustraciones, además de multitud de notas explicativas, que convierten esta edición en la más completa y documentada de los relatos de Sherlock Holmes en lengua española.
If you're injuring someone, you should stop—and pay for the damage you've caused. Why, this book asks, does this simple proposition, generally accepted, not apply to climate change? In Climate Justice, a bracing challenge to status-quo thinking on the ethics of climate change, renowned author and legal scholar Cass Sunstein clearly frames what’s at stake and lays out the moral imperative: When it comes to climate change, everyone must be counted equally, regardless of when they live or where they live—which means that wealthy nations, which have disproportionately benefited from greenhouse gas emissions, are obliged to help future generations and people in poor nations that are particularly vulnerable.
To the wider world, Al Pacino exploded onto the scene like a supernova. He landed his first leading role, in The Panic in Needle Park, in 1971, and by 1975, he had starred in four movies—The Godfather and The Godfather Part II, Serpico, and Dog Day Afternoon—that were not just successes but landmarks in the history of film. Those performances became legendary and changed his life forever. Not since Marlon Brando and James Dean in the late 1950s had an actor landed in the culture with such force.