La pequeña isla de Malaz y su núcleo urbano dieron nombre al Imperio; ahora solo es un tranquilo puerto. Sin embargo, esta noche algo cambiará. La ciudad se agita y sus habitantes atrancan las puertas y rehúyen a los desconocidos. Está a punto de producirse una convergencia: se trata de una Luna Sombría que amenaza a los malazanos con jaurías demoníacas y criaturas oscuras.
Dice la profecía que esta noche regresará el emperador Kellanved, y son muchos los que pretenden evitarlo. Las facciones que coexisten en el Imperio se disputan el trono al tiempo que la Luna Sombría convoca a una presencia, más antigua y poderosa, que devastará la isla.
Wiesbaden, 1965. El Café del Ángel vive años prósperos bajo la dirección de Hilde y necesita con urgencia más personal. Pero cuando Hilde contrata a un nuevo camarero italiano, Giuseppe, a sus padres les resulta difícil aceptar su mentalidad «sureña». También hay turbulencias en el matrimonio de su hermano, Willi, que triunfa en el teatro de Wiesbaden mientras coquetea con una guapa compañera. Cuando la situación en el café llega a un punto insostenible, Hilde decide hacer las maletas. Inspirada por las descripciones de Giuseppe de su tierra natal, parte hacia Italia con su cuñada Svetlana. Ambas anhelan tomarse un respiro, pero ¿realmente van a dejar el café en manos de la familia? El sol del verano y el mar azul pueden hacer olvidar todas las dudas...
Una mañana de 1993, la vida de Blanca se rompe cuando su padre le anuncia que su madre no regresará. A partir de entonces, Blanca teme que pueda tener un don insólito: la capacidad de obrar milagros, aunque el primero sea provocar la muerte de una niña que se burla de su situación familiar. Con el peso de la culpa sobre sus hombros y las ansiedades propias del abandono, Blanca busca en internet personas con las que hablar y conecta con un grupo de chicas que también se encuentran solas y perdidas. Unidas por la fascinación que sienten por Charles y Marilyn Manson, Joy Division y su gusto por vestir de negro, Blanca encuentra en ellas a su familia elegida.
Fuego en la garganta recorre la infancia y la adolescencia de una chica que no encuentra su lugar en el mundo. Una aventura que se trasladará de las pantallas a un mundo real en el que habitan padres ausentes, héroes inesperados, monjas, tecnófobos y jipis del sur de España.
Si un corazón desea creer en algo, la razón no se lo podrá impedir.
Londres, 1922. Alan y Violet Schofield son los mayores especialistas en fotografía mágica de Inglaterra; una pareja de pícaros que se aprovecha de la fiebre por retratar seres feéricos que se extendió por la crédula sociedad londinense tras la Gran Guerra después de que dos niñas de Cottingley lograran convencer al mismísimo Conan Doyle de que habían fotografiado unas hadas. Del cielo ya han dejado de caer bombas y la ciudad entera espera turno ante el famoso estudio de los Schofield para conseguir la preciada fotografía que demostrará a sus familiares y vecinos que su desván o su jardín ha sido bendecido con la presencia de alguna de esas misteriosas criaturas.
Por desgracia para ellos, su suerte cambiará cuando un nuevo cliente llame a su puerta: el temido y poderoso Percival Drake, señor de los bajos fondos de Londres. Un hombre de gran astucia, brutalmente despiadado y, sobre todo, que no cree en la magia. Mientras emprenden una peligrosa carrera contrarreloj para salvar sus vidas, Alan y Violet descubrirán que para timar a un gánster que no cree en las hadas hay que ser más listos que ellas.
El reencuentro de los compañeros de armas transmite con asombrosa vivacidad los sentimientos de dos veteranos del ejército de las aldeas rurales de la China más profunda.
Uno de ellos murió en el frente de forma ignominiosa. El otro llegó a ser oficial. Los dos amigos se reúnen en espacios imaginarios y hablan de la vida, de su infancia campesina, de sus años en los cuarteles, de sus amores frustrados y de las batallas donde, en todas partes, la farsa compite con la tragedia.
Escenas de la vida en Londres por «Boz» es la primera traducción española de los veinticinco Esbozos que Charles Dickens, bajo el pseudónimo de «Boz», dedicó al Londres de los aprendices y oficinistas, de los juzgados y los periódicos, de las crónicas parlamentarias y las cenas benéficas, de los teatros, de la feria de Greenwich y el circo Astley, de los jardines públicos y las licorerías, de los viejos coches de punto y los nuevos ómnibus. Reunidos por el propio autor en Sketches by boz, Illustrative of Every-day Life and Every-day People (1836) e ilustrados con los magníficos grabados de George Cruikshank, los Esbozos son la obra menos conocida de Dickens que, no obstante, permite entender el modo en que el reportero comienza a convertirse en un autor literario que ya da muestras de su capacidad para representar la vida corriente sin perder detalle a través de un ingenioso narrador que divertirá y emocionará al lector con su ironía y sentimiento.