No hay, probablemente, en toda la literatura occidental una obra más rica en motivos que la Odisea, compuesta a finales del siglo viii a. C. por un gran poeta que llamamos Homero. Aunque compuesto en hexámetros y según las técnicas tradicionales de la composición oral, el Poema de Ulises es mucho más moderno y vario que un cantar de gestas guerreras. Es, como se ha dicho muchas veces, un primer relato de aventuras casi novelescas, con diversos registros y ambientes, como es también diverso y versátil su protagonista, Odiseo. Sus grandes lances son bien conocidos por todos, incluso por quienes no han leído la obra, pero tener acceso a una traducción rítmica tan cuidada como la que ofrece este volumen, pulida a lo largo de muchos años, acentúa el placer de sumergirse en este texto.
Hasta el final de su vida, y durante más de diez años, Publio Virgilio Marón (70-19 a.C.) estuvo dedicado a la composición de la Eneida, unánimemente reconocida como el más perfecto exponente del clasicismo romano. Virgilio pretendió con ella ofrecer al público romano la gran epopeya de sus orígenes, que sirviera al tiempo como justificación y exaltación del nuevo régimen impuesto por el emperador Augusto. El resultado sería esta magistral combinación entre el pasado legendario de Roma y su historia reciente.
William Carlos Williams fue uno de los poetas estadounidenses más relevantes y renovadores del siglo XX. Perteneciente a la generación de Wallace Stevens y Marianne Moore, su poesía busca emanciparse de la tradición anglosajona clásica para fundar un nuevo idioma y a la vez exponer otra forma de ver el mundo, sin la intermediación de las ideas, atento al lenguaje de la calle. Poeta del amor, de la vida cotidiana, de la
alegría, de la vejez, de la pintura, siempre cercano e iluminador, Williams es una voz imprescindible en el horizonte de la poesía actual. En el presente volumen recopilamos sus obras más importantes en las excelentes traducciones de Edgardo Dobry, Michael Tregebov y Juan Antonio Montiel.