Una novela íntima y emocionante sobre la familia, las pérdidas y las nuevas oportunidades, por el ganador del Premio Alfaguara.
«Pocos novelistas que escriben en mi lengua me producen tanta admiración como Jorge Franco».
Almudena Grandes
«Este es uno de los autores colombianos a quien me gustaría pasarle la antorcha».
Gabriel García Márquez
En 1969 Raúl Zurita empieza a escribir El sermón de la montaña, su primer poema. Deja ya patentes buena parte de sus inquietudes creativas: la reflexión sobre lo transitorio y lo efímero, la experiencia del yo y especialmente la búsqueda, a través de la poesía, de mantras contra el dolor. Todas ellas se desarrollan en Mi Dios no ve, un itinerario documental por las más de cinco décadas que el chileno ha consagrado a la escritura. Mi Dios no ve incluye poemas, relatos autobiográficos, fragmentos de entrevistas, traducciones. Y también imágenes de sus intervenciones de land art, de acciones performativas sobre su propio cuerpo y de otras incursiones en el arte contemporáneo. El libro reclama, así, el reconocimiento de Zurita no sólo como gran poeta, sino como artista total.
No amaba a Catherine Barkley, ni se le ocurría que pudiera amarla. Aquello era como el bridge, un juego donde te largas a hablar en vez de manejar las cartas. Eso pensaba el teniente americano Frederic Henry, conductor de ambulancias en el frente italiano durante la Primera Guerra Mundial, al poco de conocer a esta bella enfermera británica. Lo que parecía un juego se convirtió en pasión intensa, mientras la guerra lo arrasaba todo y los hombres desfilaban bajo la lluvia, agotados y hambrientos, sin pensar más que en huir de la muerte.
Los Escorpiones es una novela de novelas: una obra narrativa titánica y misteriosa. Los protagonistas, Sara y Thomas, se ven envueltos en el entramado de una teoría de la conspiración dirigida por los poderes políticos y económicos, que pretenden controlar a los individuos a través de la hipnosis y los mensajes subliminales en libros, videojuegos y música para inducirlos al suicidio. Ambos llevan a cuestas desequilibrios emocionales y, mientras se teje entre ellos una relación inclasificable y poderosa, deciden investigar sobre esta secta cuyo nombre es el de una de las pocas especies animales que prefiere matarse antes que seguir soportando el dolor.
Desde la Italia de los años veinte, pasando por el sur profundo de Estados Unidos en los ochenta, hasta llegar a la época actual en Madrid, Bilbao, un pueblo perdido de la España rural y Nueva York, esta es una historia sobre la angustia existencial, la soledad y la necesidad de creer en algo, sea lo que sea, para encontrar el sentido a la vida.
La obra de Samuel Beckett (Dublín, 1906-París, 1989) constituye una de las más interesantes e incisivas del pasado siglo. Su extraordinaria capacidad para exponer los intersticios de la existencia social de los seres humanos, a través del absurdo, el humor y los juegos de lenguaje, imprimió en la literatura una huella indeleble y extendió sus fronteras conceptuales hasta límites nuevos. "Watt" es una novela experimental, filosófica, cómica e inclasificable que, entre otras cosas, constituye un enorme ejercicio de metaficción. En ella, su homónimo protagonista (Watt), un desharrapado del que apenas llegamos a saber nada, pasa dos años como criado en la casa del señor Knott, un enigmático y caprichoso terrateniente cuyo servicio vive en un ambiente de tensión opresiva. ¿Qué ocurre exactamente en casa del señor Knott? No lo sabemos, y sin embargo, como lectores, asistimos a la inquietante transformación que a causa de ello sufre el personaje principal, cuyos esquemas mentales se resquebrajan por completo.
Quien se adentre en este libro se descubrirá enseguida en medio de una selva de plantas, animales y flores. Y encontrará también el examen moral de la experiencia que asociamos a la poesía escrita en inglés, y ese despliegue espectacular de geografías y paisajes interiores que comparten tantos de los poemas que se han escrito en Estados Unidos. Aunque nadie discute la preeminencia entre la poesía estadounidense (y la universal) de autoras como Marianne Moore, Elizabeth Bishop o Anne Sexton, lo cierto es que el canon de la poesía de Estados Unidos suele estar plagado, en ocasiones de manera rutinaria, por poetas varones, y que autoras como H. D., May Swenson o Amy Lowell no disfrutan todavía en nuestro país del reconocimiento que merecen. Las trece de poetas seleccionadas en esta antología –de la pionera Emily Dickinson a la benjamina Sylvia Plath–¬ cubren casi dos siglos de una tradición de poesía todavía joven, pero madura y de calidad indiscutible. Ofrecemos de cada una de las autoras una cantidad de poemas suficientes (sus cimas) para que el lector pueda formarse una imagen cabal de sus sutiles mundos artísticos.