El día en que nacieron sus dos hijos, Anthony Doerr supo tambien que había sido galardonado con el Premio Roma, una de las más prestigiosas distinciones otorgadas por la Academia Americana de las Artes y las Letras.
Gracias a su dotación, Doerr pudo vivir en la capital italiana con su recien acrecida familia durante un año. A lo largo de este tiempo, Doerr leyó a Plinio, a Dante, a Keats; visitó las calles y plazas más bellas del mundo, y asistió al mayor funeral de la historia, el del papa Juan Pablo II. Y todo ello mientras aprendía, entre biberones, pañales y noches en vela, los secretos de la paternidad.
Libro de memorias, por supuesto, pero tambien de viajes, de arte, y casi una novela, Un año en Roma es el fruto de las experiencias de su autor en la Ciudad Eterna, en las que lo íntimo y lo deslumbrante se funden por medio de la palabra.
2040-2045. Durante los años posteriores a la catástrofe de Yellowstone, la población se ha establecido en los múltiples mundos paralelos que forman la Tierra Larga. Esta situación plantea interrogantes inesperados que exigen respuestas extraordinarias.
En uno de esos asentamientos ha surgido una raza de niños súper inteligentes. Mientras los miembros de la sociedad humana les observan con recelo y suspicacia, Joshua Valienté deberá investigarles para sortear un conflicto que parece casi ineludible.
Maggie Kauffman, por su parte, al mando de las tropas de Estados Unidos, ha emprendido una expedición hasta los remotos confines de la Tierra Larga: una aventura que la llevará a universos insólitos y desconocidos, donde las antiguas leyes no sirven.
Mientras, Sally Linsay, la hija del inventor del mecanismo que cambió el significado de la vida humana para siempre, recibe un misterioso mensaje de su padre y se prepara para un viaje que nunca imaginó.
Año 2045. La humanidad ha hecho frente a todo tipo de cataclismos y sigue tratando de salir adelante en el antiguo planeta de Datum. Desde que la revolución tecnológica le permitió acceso a las nuevas Tierras, nada ha vuelto a ser lo mismo.
Ni siquiera para Lobsang, que, convertido en un superordenador viejo y estropeado, trata de pasar por humano en un mundo remoto y cree estar llevando una vida de lo más corriente, la de un hombre de familia en New Springfield. Agnes y él incluso han adoptado un niño.
Entretanto, su viejo amigo Joshua ha emprendido su propio viaje: está buscando a su padre y reuniendo información sobre su familia.
Cuando Lobsang descubra que algo verdaderamente extraño y terrible está pasando bajo la superficie de su nuevo hogar, irá en busca de Joshua, convencido de que deben unir fuerzas para acabar con lo que demonios sea lo que está ocurriendo, o será eso lo que acabe con todos los mundos de la Tierra Larga.