Tras regresar a su ciudad natal, un Madrid desdibujado y sórdido, el protagonista de El dueño del secreto se ve implicado por una serie de casualidades en una supuesta conspiración contra el dictador, atrapado por la maquinaria de una conjura para cambiar el destino de España. Los recuerdos de su juventud se mezclan con la realidad de unos años turbulentos, en los que toda una generación se movía en un entorno de incertidumbre política y esperanza renovada.
El dueño del secreto es una novela fascinante que refleja las tensiones y cambios sociales que siguieron a la muerte Franco en 1975 y es también una acertada reflexión sobre la memoria, tanto individual como colectiva, y sobre cómo los eventos históricos moldean la vida de las personas.
Seis mujeres, vecinas de un mismo bloque, están a la espera de algo. Cada una aguarda cosas distintas, pero para todas se trata de una espera relacionada con lo sentimental. En el 1.° B vive desde hace dos semanas Amelia, una periodista de veintinueve años con trabajo y pareja. Su vida da un giro radical cuando la despiden y su novio decide irse a trabajar una temporada a Washington. En plena crisis vital, Amelia conoce a sus nuevas vecinas. Juntas ponen en marcha una tertulia de radio en la azotea del edificio para contarse su día a día al tiempo que intentan ayudar a Agustina, la mayor de todas ellas, a recuperar su casa de toda la vida.
«Feliz aniversario, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte.»
Así comienza el anónimo que recibe el psicoanalista Frederick Starks, y que le obliga a emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la vida imposible.
De no conseguir su objetivo, deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo, uno tras otro, sus familiares y conocidos mueren por obra de un psicópata decidido a llevar hasta el final su sed de venganza.
Dando un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, John Katzenbach nos ofrece una novela emblemática del mejor suspense psicológico. Con casi 200.000 ejemplares vendidos en Espanña, El psicoanalista es la novela que lanzó a la fama a John Katzenbach.
En todo cuanto tiene que ver con "El Egoísta" perderíamos el hilo de la narración si no recordáramos que se trata de una comedia, no de una tragedia, y que es precisamente el espíritu cómico lo que permite a George Meredith reproducir, sin el riesgo inherente a una exposición histórica que pretende ser fiel a los hechos, «las estructuras elementales del parentesco» de las que depende toda la trama de la novela. Que el espíritu cómico, sin embargo, representara solo a medias las intenciones del autor, como Meredith le había confesado a Stevenson al terminar de escribir la novela, sugiere que la otra mitad suponía, al menos, una amenaza latente en la narración.
Segurant abandona su tierra natal, la Isla Ignota, para reunirse con el Rey Arturo y desafiar a sus paladines. A lo largo de su camino, gana innumerables torneos, despertando la admiración de los caballeros de la Mesa Redonda. Pero dos hechiceras, Morgana y Sibila, conjuran la imagen de un dragón que escupe fuego por la boca, y Segurant se lanza en su persecución. Las extraordinarias aventuras de este caballero de la Mesa Redonda que habían caído en el olvido durante siglos han sido redescubiertas ahora por Emanuele Arioli, un joven medievalista que recorrió las bibliotecas de toda Europa en busca de los manuscritos de esta historia del ciclo artúrico. Tras más de diez años de investigación, Emanuele Arioli presenta ahora el texto de esta novela perdida por primera vez en español. Con ilustraciones de los manuscritos originales, Segurant es una narración inédita que se revela como un cruce de leyendas y culturas, y como uno de los grandes acontecimientos literarios de este siglo.
Reacher had no idea where he was. No idea how he had gotten there. But someone must have brought him. And shackled him. And whoever had done those things was going to rue the day. That was for damn sure.
Jack Reacher wakes up alone, in the dark, handcuffed to a makeshift bed. His right arm has suffered some major damage. His few possessions are gone. He has no memory of getting there.
The last thing Reacher can recall is the car he hitched a ride in getting run off the road. The driver was killed.
His captors assume Reacher was the driver’s accomplice and patch up his wounds as they plan to make him talk.