ROSE AUSLANDER es una de las ma s destacadas poetas en lengua alemana del siglo XX. Nacida en 1901 como Rosalie Scherzer en Czernowitz - Bucovina (en aquel tiempo parte del imperio austrohungaro), murio en 1988 en Du sseldorf. Vivio en Austria, los Estados Unidos, Rumanía y Alemania y perdió tres veces su nacionalidad (la austríaca, la rumana y la americana) y su patria. Después de la ocupación nazi de la Bucovina, la cultura judía en lengua alemana fue suprimida. Rose Auslander sobrevivio con su madre al exterminio de 50.000 judí os de su ciudad natal, en el gueto de la cual hizo amistad con Paul Celan. Acabada la Segunda Guerra Mundial se fue a vivir en los EE. UU., donde se relacionó, entre otros escritores, con Marianne Moore. En 1965, se trasladó a la República Federal de Alemania, donde era practicamente desconocida. Blinder Sommer - Verano ciego (1965) es el libro que la dio a conocer entre los jóvenes autores, y gracias al cual su poesía conquistó la atención de los lectores y la crítica.
«Pasado el puente, en la entrada del barrio del placer, se levantaba un arco que sustituía a la gran puerta que presidió el lugar en tiempos remotos. Allí se iluminó un neón en el cual se leía: Susaki Paradise. La calle principal al otro lado se extendía en línea recta hasta que quedaba cortada por un dique. En la parte derecha se encontraba el primer barrio de Benten y, a la izquierda, el segundo. En conjunto, era un pequeño mundo rodeado de agua distinto a todo lo demás.» Publicado en 1955, Susaki Paradise reúne seis historias interconectadas que giran en torno a la decadente taberna Chigusa y su propietaria, Tokuko, y que combinan el lirismo con un mundo salvaje. Shibaki retrata con un realismo desalmado a estas trabajadoras del sexo que viven en los márgenes de la sociedad. Lo que une a las mujeres de estas historias es la urgencia inquebrantable con la que viven sus vidas en medio de los desafíos del período de posguerra.
Al quinceañero Alex le gustan los latigazos de ultraviolencia. Junto a su pandilla de amigos, roban, matan y violan en un futuro de pesadilla, hasta que el Estado pone fin a sus desmanes. Pero ¿qué significará para él su reeducación?
La naranja mecánica es un horror distópico, una comedia negra, una exploración de la capacidad de elección, pero también es una obra llena de invención donde se creó un nuevo lenguaje para sus personajes
Víctor y Sara una vez creyeron tenerlo todo. Se amaron con una intensidad que pocas veces se repite en la vida, pero también se hicieron daño. Su historia terminó en un divorcio que los dejó rotos, obligándolos a reconstruirse el uno sin el otro.
Ahora intentan seguir adelante, recogiendo los pedazos de lo que fueron y adaptándose a un presente donde ya no son «nosotros», sino dos extraños con un pasado compartido. Pero, cuando sus caminos se cruzan de nuevo, los sentimientos enterrados vuelven a salir a la superficie. La nostalgia se mezcla con el dolor, el deseo choca contra el miedo y el amor se viste de resentimiento.
¿Se puede amar y odiar a alguien a la vez? ¿Puede el amor transformarse y sobrevivir al tiempo? ¿Existen las segundas oportunidades… o algunas historias simplemente están destinadas a terminar?
Víctor lo tiene claro. Sara no tanto. Porque hay heridas que nunca se cierran, recuerdos que nunca se borran y sentimientos que nunca mueren del todo…
Lena y Noah crecieron juntos, compartiendo sueños y promesas que parecían inquebrantables… hasta que un día él desapareció sin dar explicaciones, justo cuando ella más lo necesitaba.
Años después, Lena se muda a Barcelona con su hermano para terminar Bellas Artes, aunque no está en su mejor momento: la ansiedad y el miedo a lo desconocido paralizan su vida. Además, lo que no imagina es que Noah también vivirá con ellos.
Ahora, el destino los obliga a reencontrarse en un momento en el que ambos están luchando contra sus propios demonios, pero no pueden ignorar la sensación de que todavía quedan heridas abiertas, palabras sin decir y sentimientos por resolver.
Entre recuerdos y emociones que creían enterradas, Lena y Noah deberán decidir si merecen una segunda oportunidad… o si hay historias que están destinadas a quedarse en el pasado.
Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.