Alejandra Pizarnik es una de las escritoras en español más influyentes de la literatura de nuestro tiempo. Es la creadora de una escritura, en sus propias palabras, «densa y peligrosa», pero también de una de las experiencias de lectura más revolucionarias que podamos encontrar. Una revolución, nos cuenta Gabriela
Borrelli Azara en su epílogo, interna y profunda, cuyo movimiento conduce al enigma.
Esta antología recoge los mejores textos en prosa de Pizarnik, quizá la parte más desconocida de una obra en la que los géneros se transgreden constantemente. Así lo explica Luna Miguel en su prólogo: «Empeñarse en decir que esto no es poesía, ya lo verán, sería bastante discutible. [...] Sus pequeños cuentos alucinados son largos poemas. Su teatro es una escenificación de su ritmo poético. Sus relatos largos o crónicas esconden todas las trampas y los trucos de su poesía».
Cuando, un gris día de otoño, Joséphine sale de su pequeño ático en el canal Saint-Martin, en París, encuentra dos cartas en el buzón. Una es de la editorial con la que colabora como traductora, y la otra de un notario desconocido. Y así, en pocos minutos, Joséphine descubre que ha perdido su trabajo, pero también que ha heredado una vivienda, aunque atípica y un poco ruinosa: su querido tío Albert le ha dejado su vieja casa flotante, amarrada en el cercano muelle del puente de la Concordia.
A regañadientes, y a pesar de los buenos recuerdos que guarda de los viajes por el Sena con su excéntrico tío, Joséphine decide venderla. Pero en el barco no solo la espera un misterioso armario cerrado del que aparentemente no hay llave, sino también un atractivo pero gruñón desconocido que afirma ser el legítimo inquilino. Y que, por supuesto, no ve por qué debería mudarse...
Toda la poesía de una autora de referencia, ganadora del Premio Nacional y el de la Crítica.
Como «Ficciones para una autobiografía», título de uno de sus libros, este volumen podría entenderse como una suerte de memoria y recorrido por toda una vida. Se reúne aquí toda la obra de una autora que ha hecho de sus poemas un magnífico recopilatorio de las propias vivencias, y las de toda una generación de mujeres. Desde los poemas de amor, a los de la pérdida, de los comprometidos y reivindicativos, a los de aceptación de la madurez, de las ilusiones a las transacciones con la decepción, las experiencias luminosas y las de dolor y rabia. Hay aquí el retrato completo de una vida de mujer, también la palabra en el tiempo, la emoción y la difícil sencillez de saber decirla.