La mítica última obra del premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, "el novelista norteamericano más importante del siglo XX" (William Faulkner).
"Tal vez en ningún otro escritor moderno la proeza física, el coraje, la fuerza bruta y el espíritu de destrucción alcanzan una dignidad parecida."
Mario Vargas Llosa
"Si tienes la suerte de haber vivido de joven en París, la recordarás el resto de tu vida, vayas a donde vayas, porque París es una fiesta."
Ernest Hemingway
Publicado póstumamente en 1964, París era una fiesta es el libro más personal y revelador de Hemingway, quien, ya en el crepúsculo de su vida, narra aquí los dorados, salvajes y fructíferos años de su juventud en el París de los años veinte, en compañía de escritores como Scott Fitzgerald o Ezra Pound, la llamada "generación perdida".
Crónica de la formación de un joven escritor, retrato de una ciudad perdida, oda a la amistad y verdadero testamento literario, esta es una de las obras capitales para entender el siglo XX, así como el universo y la personalidad de uno de sus más grandes creadores. Un clásico atemporal que Lumen recupera ahora con una nueva traducción de Miguel Temprano.
Noboru es un adolescente de trece años huérfano que vive con su madre viuda, encargada de una importante tienda de modas, en Yokohama. Él y sus amigos son buenos estudiantes, pero eso no impide que formen una inquietante pandilla con particulares ideas acerca de la existencia y el honor, de la vida y la muerte. Noboru asiste a la relación que su madre entabla con Ryuji, un marino al que envuelve en cierta aura heroica y al cual ensalza frente a sus amigos. Sin embargo, poco a poco pero inexorablemente, Ryuji irá cayendo en desgracia con el chico y con el clan de adolescentes, que sólo hallarán una forma drástica de redimirlo.
Una inquietante novela futurista donde la realidad supera a la fantasía más terrorífica.
El escenario: una sociedad ultraconservadora que ha llevado al paroxismo sus rasgos más perversos, dominada por un estado policial.
El acontecimiento: la más extraordinaria competición deportiva, una agotadora marcha a pie donde un resbalón puede ser el último.
Los competidores: cien adolescentes elegidos por sorteo decididos a pasar sobre los cadáveres de sus compañeros para llegar a la meta.
El premio: fama y fortuna para el ganador, es decir, para el único superviviente...
Solo uno será el triunfador.
Los 99 restantes morirán.
Origen, el gran éxito mundial en una nueva edición.
Robert Langdon, profesor de simbología e iconografía religiosa de la Universidad de Harvard, acude al Museo Guggenheim de Bilbao para asistir a un trascendental anuncio que «cambiará la faz de la ciencia para siempre». El anfitrión de la velada es Edmond Kirsch, un joven multimillonario cuyos visionarios inventos tecnológicos y audaces predicciones lo han convertido en una figura de renombre mundial. Kirsch, uno de los alumnos más brillantes de Langdon años atrás, se dispone a revelar un extraordinario descubrimiento que dará respuesta a las dos preguntas que han obsesionado a la humanidad desde el principio de los tiempos:
¿DE DÓNDE VENIMOS? ¿ADÓNDE VAMOS?
La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido los peores vaticinios del capitalismo: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe se divide en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin embargo, se han sacrificado valores humanos esenciales, y los habitantes se crean in vitro con una tecnica concebida a imagen y semejanza de una cadena de montaje.
Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, y por eso lo había enterrado. Aun así, incomprensiblemente, el gato había vuelto a casa. Church estaba allí otra vez, como Louis Creed temía y deseaba. Porque su hijita Ellie le había encomendado que cuidara del gato, y Church había muerto atropellado. Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, incluso lo había enterrado más allá del cementerio de animales. Sin embargo, Chruch había regresado, y sus ojos eran más crueles y perversos que antes. Pero volvía a estar allí y Ellie no lo lamentaría. Louis Creed sí lo lamentaría. Porque más allá del cementerio de animales, más allá de la valla de troncos que nadie se atrevía a traspasar, más allá de los cuarenta y cinco escalones, el maligno poder del antiguo cementerio indio le reclamaba con macabra avidez...