Diario de paternidad, «carta al hijo» y ficción pura conviven en extraordinaria armonía a lo largo de este libro.
Aunque este singular e inclasificable libro de Alejandro Zambra se llama Literatura infantil, conviene advertir que incluye un magnífico cuento que gira en torno al lenguaje grosero y un relato directamente lisérgico en que un hombre intenta, en pleno viaje terapéutico de hongos, volver a aprender el dificilísimo arte de gatear. En caso de que algún niño llegara accidentalmente a estas páginas, debería leerlas en compañía de un adulto, a pesar de que aquí son precisamente los niños quienes, a su manera, protegen a los adultos del desánimo, el egocentrismo y la dictadura del tiempo cronológico.
Anna y Tom son una pareja de jóvenes que trabajan como diseñadores gráficos desde casa. Aprovechando la flexibilidad de movimientos que les proporciona su profesión, deciden instalarse en un luminoso apartamento en Berlín, capital cosmopolita por antonomasia, donde creen que podrán hacer realidad sus sueños.
Esos sueños pasan por vivir sin ceñirse demasiado a las convenciones, reinventar códigos de conducta y explorar nuevos espacios. Ellos disfrutan con pasión de la comida, trasnochan, se dejan caer por fiestas ilegales, quieren creer que son una pareja abierta a la experimentación sexual, se esfuerzan por comprometerse con ideales políticos progresistas cuando se produce la crisis de los refugiados…
Sin embargo, el tiempo pasa, la monotonía empieza a asomar, los amigos regresan a casa y tienen hijos, el trabajo creativo deviene rutinario y los ideales que parecían al alcance de la mano se muestran esquivos… Anna y Tom se sienten atrapados, empeñados en encontrar algo puro y verdadero. Pero ¿realmente existe?
La presente edición, con la incorporación de los textos nuevos, prosigue con el recorrido de coherencia y exigencia agudas, de una factura implacable, dibujado entonces.
Como cuenta el mismo Michel Houellebecq: «Aunque no pretendo ser un artista comprometido, en estos textos me he esforzado por persuadir a mis lectores de la validez de mis puntos de vista: rara vez en el plano político, mayoritariamente sobre temáticas sociales, de vez en cuando a nivel literario.
Chevreuse: una palabra. Chevreuse: un lugar. Chevreuse: un escenario de la memoria. Jean Bosmans regresa, acompañado de dos amigas, a una casa en la que vivió de niño. Allí, en los años cuarenta, vivió también un personaje turbio y escurridizo, Guy Vincent, estraperlista que acababa de salir de la cárcel y después desapareció sin dejar rastro. Ayudado por su amiga Camille, Bosmans inicia una indagación en sus recuerdos y en las derivas que estos tienen en el presente. En el pasado hay un escondrijo secreto, que acaso contenga un tesoro. En el presente hay otra casa, una en cuyo salón con divanes se reúnen desconocidos; y también hay una chica que cuida del hijo del propietario, un hombre con el que se produce un encuentro en un café, secretos que parecían olvidados y reemergen provocando la codicia, o el simple deseo de entender lo que sucedió…
La nueva obra del Premio Nobel Patrick Modiano es una novela policiaca poblada por fantasmas; una novela de iniciación en torno a una búsqueda; una novela sobre la memoria y sus laberintos; una novela sobre el misterio de la existencia humana. Una enigmática, seductora y deslumbrante indagación en la que son más importantes las preguntas que las respuestas.
La vida está llena de etapas, algunas preciosas e inolvidables, otras más difíciles y complicadas, lo importante es saber cuándo hay que cerrar cada una de ellas.
La madurez no nos avisó. Apareció de repente con la enfermedad de Lucía, que superamos como siempre lo habíamos hecho, estando unidas. Aparentemente, Laux, Sara, Lucía y yo éramos las mismas cuatro amigas inseparables, pero las circunstancias de la vida no nos lo estaban poniendo fácil. La desilusión por un sueño que se escapa entre las manos, ocultarle la verdad a quien amas, tener que decidir entre tu pareja o ser madre hizo que nos diésemos cuenta de lo mucho que habíamos cambiado.
Seguíamos llenas de veranos y atardeceres, de risas y llantos, plenas de amistad incondicional y de luz, pero también de decisiones difíciles de tomar, diferentes, ineludibles a nuestra edad.
Entre ellas, la más importante para mí no dejaba de repetirse en mi cabeza: ¿Quería ser yo la Vecina Rubia? ¿Podría sostener el peso del anonimato siendo ella?
Joan Sample is not living the life she expected. Now a widow and an empty-nester, she has become by her own admission something of a recluse. But after another birthday spent alone, she is finally inclined to listen to her sister, who has been begging Joan to reengage with the world. With Emmie’s support, Joan gathers the courage to take some long-awaited steps: hiring someone to tame her overgrown garden, joining a grief support group, and even renting out a room to a local college student. Before long Joan is starting to feel a little like herself again.
Across town, Maggie Herbert works mornings as a barista, tending to impatient customers before rushing to afternoon nursing classes. She lives with her alcoholic father, ducking his temperamental outbursts and struggling to pay the household bills. But her circumstances brighten when she finds a room for rent in Joan’s home. In the unexpected warmth of her new situation, Maggie finds a glimmer of hope for a better life. But will Maggie’s budding attraction to one of her favorite customers ruin the harmony she’s only recently found with Joan? Meanwhile, what is Joan to make of the mysterious landscaper who’s been revitalizing her garden—a man who seems to harbor a past loss of his own?