La infancia a veces no es un lugar idílico al que regresar, sino una madriguera infestada de monstruos. Este poemario arranca con una niña perdida y termina con una vuelta a casa de los padres. A eso que otros llaman casa. En medio, ocurre la vida. Es decir, el paso del tiempo, el desengaño, la pérdida, el aprendizaje y la huida, con tal de buscar un lugar propio en el que subsistir. Hay cosas que solo pueden decirse a través de la poesía. La infantesa de vegades no és un lloc idíl·lic al qual retornar, sinó un cau tot ple de monstres. Aquesta col·lecció de poemes comença amb una nena perduda i acaba amb un retorn a casa els pares. A això que d'altres en diuen casa. En mig, passa la vida. És a dir, el temps, el desencís, la pèrdua, l'aprenentatge i la fugida per tal de buscar un espai propi en el qual sobreviure. Hi ha coses que només poden dir-se mitjançant la poesia.
Desde las más tiernas expresiones de amor a la sexualidad más descarnada, del pesimismo existencial de Teognis al vitalismo irónico de Horacio, del frescor y delicadeza de Safo a la sal bruta de Marcial… Los cien breves poemas aquí seleccionados abren un portal al rico y diverso mundo de la poesía de nuestra Antigüedad clásica. Con todas las traducciones en verso y sin anotaciones –los poemas deben explicarse a sí mismos–, Soplos de eterna juventud no ha sido concebido como una antología ni un manual escolar, sino como un viaje iniciático de descubrimiento y placer, físico e intelectual, pues eso fue la poesía de los griegos y los romanos, para los que ninguna experiencia vital era indigna de expresarse con palabras bellas.
«Ya no tengo nada. Solo una fuente inagotable de noches frías, metálicas». «Lo que me hace falta es dejar de sentir esperanza». «A mí nadie puede envidiarme». Estas líneas son parte de la profundidad, de la belleza y de la verdad que atraviesan la memoria del dolor y la voluntad de sobrevivir en una mujer que ha visto irse a su amado entre sus brazos. Con la construcción de un diario, la mirada poética y el cromatismo de los recuerdos, Socorro Venegas nos muestra el proceso oscuro del duelo que recorre un cuerpo y un alma embestidos por la ausencia, la espera y la búsqueda. Las estrellas observan. La luz está ahí. Un mundo enmudecido, de gritos en silencio, retratado con la maestría del ilustrador Gabriel Pacheco.