En su columna semanal en el diario "Heraldo de Aragón", Irene Vallejo ofrece una original muestra de este género periodístico mediante la cual ilumina el fragor cotidiano y la trepidante complejidad del presente con la luz de los clásicos de la tradición europea y, sobre todo, de la antigüedad grecolatina. Como indica el título de esta recopilación de sus columnas, alguien habló de nosotros hace decenas, centenares de años, milenios, y la autora nos enseña que todavía es posible dialogar con el pasado y encontrar apoyo en este rico sedimento de historia, pensamiento y cultura, acumulado durante siglos. Ahora que el estudio de las humanidades está quedando orillado en los planes educativos, resulta más necesario que nunca dejar constancia de que ya Safo, Platón o Spinoza reflexionaron sobre los temas que nos preocupan. En una época dominada por los titulares instantáneos, el vértigo y la prisa, este libro nos habla con la lúcida lentitud de la distancia y el tiempo reposado. Asomándose al pasado, Irene Vallejo proyecta una nueva mirada sobre este mundo cada vez más incierto, confuso y laberíntico, y lo hace con voz precisa y lírica, que tiene la rara cualidad de dirigirse directamente a la experiencia e intimidad de cada lector.
Un pequeño puerto de pescadores en una isla del Mediterráneo. Costa montañosa y escarpada, salvaje. Un malecón, una rada y un varadero, todo de dimensiones discretas, fundidas en el paisaje. En lo alto tres o cuatro laúdes de pesca y más arriba, frente al mar, varias casas en pendiente. Los días de calma es la imagen de un paraíso escondido; los días de tormenta, la furia de la naturaleza».
Así comienza este libro donde el autor rememora los días transcurridos durante treinta y tres veranos de su vida adulta en una casa junto al mar. Aquí hay una poética: frente al Mediterráneo como moda o escenografía publicitaria, el Mediterráneo esencial; frente a la casa como objeto mercantil, la casa como lugar de creación. Entre el mar y la montaña, los días tranquilos de la vida familiar y una filosofía de lo cotidiano que nace del paisaje, late el corazón de la casa de un escritor, el espacio donde imaginó gran parte de sus libros. Memoria íntima, historia y literatura conforman esta obra, una de las más bellas y personales de José Carlos Llop.
Tokyo. Fragmentos es la primera obra que se publica en España de Leopold Federmair, escritor y traductor austriaco nacido en 1957 y que desde 2002 reside en Japón. En este libro, estructurado como un paseo literario por el Japón contemporáneo, visitamos a Kenzaburo Oé, vamos al cine, entramos en hoteles, tiendas, bares o en el hospital en el que han ingresado a Mayuko, la hija del autor, viajamos en tren, paseamos por parques o por zonas residenciales, y también encontramos comentarios sobre literatura y música o reflexiones sobre el sistema educativo, el urbanismo o la cultura de Japón. Como señala en su epílogo Daniel F. Hübner, profesor de la Universidad de Zaragoza, «todo ello tiene cabida aquí, en este paseo que adquiere rango de género literario en cuanto permite dotar de unidad a los diversos fragmentos en los que a modo de capítulos se encuentra dividido el libro». Pero, tal como apunta asimismo el profesor Hübner, «este libro no solo ofrece a sus lectores un fascinante recorrido por los múltiples fragmentos en los que se descompone la caleidoscópica realidad del Japón contemporáneo. Su interés radica también en lo que revela de la persona —o del personaje— que está presente en estas páginas, ese paseante que observa una ciudad y sus gentes con la inocente sabiduría de una niña y el amplio bagaje de vivencias y referencias culturales de un escritor cosmopolita en plena madurez creadora.