UN TREPIDANTE VIAJE EN EL TIEMPO.
UN POSIBLE CAMBIO EN LA HISTORIA YA ESCRITA.
EL MISMO CURSO DEL TIEMPO ESTA EN PELIGRO.
Londres, 29 de diciembre de 1940: una de las noches más mortíferas del Blitz. Atrapados en el corazón de uno de los peores bombardeos de la epoca, Michael, Merope y Polly buscan desesperada e infructuosamente regresar a la seguridad del siglo XXI.
La creencia de que la historia no se puede cambiar está fallando. Parece que todos los historiadores afectaron, de algún modo, el pasado, y sus intervenciones han modificado los acontecimientos cambiando el resultado de la guerra y, en consecuencia, el de la historia. Independientemente de la magnitud de los sacrificios requeridos, los historiadores deben comprometerse en una lucha frenetica contra el tiempo…
DOS ENFERMEDADES MORTALES.
DOS ÉPOCAS DIFERENTES.
UN MISMO DESTINO: EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA...
Para Kivrin, estudiante de Historia de la Universidad de Oxford, viajar a la Inglaterra del siglo XIV es un sueño hecho realidad. Por fin va a poder estudiar in situ una de las eras más apasionantes de la historia humana: la Edad Media.
Sin embargo, una crisis que vincula pasado y presente altera sus planes. Debido a un error en los cálculos del viaje, Kivrin queda atrapada en una de las epocas más mortíferas del medievo, al tiempo que una epidemia particularmente virulenta se extiende por la Inglaterra de mediados del siglo XXI, lo que imposibilita rescatarla…
Todo arranca de un recuerdo: una soleada mañana de mayo de 1992, en un pequeño apartamento de Berlín donde reinan los libros, las solicitudes de prestaciones sociales, las fotos en blanco y negro que empieza a hacer y un primer ordenador. Julia, universitaria, recibe una llamada de Stephan, el chico con el que sale, urgiéndola a verse. A partir de ahí, Julia viaja adelante y atrás en el tiempo, para narrar no solo su vida sino la de las generaciones que la precedieron, en particular la de las matriarcas de la familia. Como la de su madre, una actriz de carácter inestable que llevó a sus hijas (entre ellas, Julia y su hermana gemela) desde el Berlín Oriental al Occidental, primero al centro de acogida de emergencia de Marienfelde y después a Schleswig-Holstein; pero a los trece años Julia dejó la caótica granja en la que vivían y se trasladó sola a Berlín. Gracias a ayudas sociales y a las casas en las que limpia, puede ir al instituto. Entretanto, conoce a su padre e inmediatamente lo pierde; para entonces, Julia ya sabe que ha crecido en una familia extraña, y que ella misma es tan extraña como los mundos que la rodean. Entre otros, el mundo de Stephan, su gran amor. Ese Stephan que llama ahora con apremio.