Durante toda su vida Cujo fue un buen perro,un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón y amante de los niños. Realmente se trataba de un perro bueno y feliz. feliz hasta que le sucedió algo, y el cerebro de perro de cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre. Ahora, se ha convertido en un perro asesino; doblemente cruel por cuanto la gente no conoce su mutación y aún le ve en su interior bondad. Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo desencadenará sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y muerte.
La zona muerta es una de las mejores y más espeluznantes obras de Stephen King.
A John Smith le horrorizó descubrir que había pasado más de cuatro años en coma. Pero le horrorizó aún más descubrir que podía conocer las cosas por anticipado. Él sabía que aquel hombre perverso iba a convertirse en presidente de Estados Unidos e iba a destruir el mundo. Y por eso tenía que matarlo...
J. M. Coetzee recrea la figura de Fiódor Dostoievski, el gran novelista del siglo XIX, en una obra de ficción que es a la vez un apasionante relato de misterio y un documentado retrato psicológico.
Un novelista ruso exiliado regresa a San Petersburgo para conocer las circunstancias que rodean la muerte de su hijastro Pavel. Obsesivamente asediado por el recuerdo, se ve inmerso en la violencia revolucionaria de 1869.
Pensilvania, 1979. Llega un extraño a una gasolinera para repostar. Conduce un Buick modelo 1954 pero en perfecto estado. El conductor va al baño y nunca reaparece. La policía se hace cargo del coche, que ahora no funciona, y lo guarda en una nave detrás de la comisaría. Y aquí empieza una historia escalofriante, la historia de un coche perverso y malicioso, con vida propia.
El día que es arrestado, K. abre la puerta de su habitación para informarse sobre su desayuno. Acusado de un crimen que desconoce por jueces que no ve nunca y conforme a leyes que nadie puede explicarle, K. abrirá un número inimaginable de puertas intentando comprender la situación.
A medida que el proceso ocupe más y más lugar en su vida, cada puerta constituirá una traba cada vez más alienante en el proceso judicial al que se ve sometido. Solo K. parece darse cuenta, en una lucidez irrisoria e inútil hasta el fin, de la total ausencia de hechos o eventos que clarifiquen la interminable incongruencia de su confinamiento.
La Ilíada de Homero sigue cantando desde el fondo de los siglos. Canta cincuenta y un días del último año de una guerra que llevará, una década después, a la conquista y la destrucción de la ciudad de Troya. Canta a los dioses, hombres y héroes, memorables por su ira y por su ambición, por su audacia y por su astucia, por su venganza y su piedad, dentro de los límites de un campo de batalla eterno. Guiado por la idea de adaptar el texto para una lectura pública, Alessandro Barícco relee y reescribe la Ilíada de Hornero, como si tuviéramos que devolver a Homero allí mismo, a la Ilíada, para contemplar uno de los más majestuosos paisajes de nuestro destino. Trabajando a partir de la traducción de María Grazia Gañí, construye con el material original un concertato de veintiúna voces (la última es la de Demódoco, un aedo que, tras la estela de la Odisea y de otras fuentes, narra el final de Troya); los personajes homéricos son llamados a escena —dejando a los dioses en el fondo— para relatar, con una voz cercanísima a nosotros, su historia de pasiones y de sangre, su gran guerra, su gran aventura.