Rigor, suspense y un estilo narrativo impecable se unen en Libelo de sangre.
Durante el crudo invierno de 1620 un espantoso crimen ha sembrado el pánico en cada rincón de Madrid: una joven ha sido violada y enterrada junto a un niño al que le han extirpado el corazón. Nadie en la Villa duda de que se trata de un asesinato ritual, y el escribano Sebastián Castro y su esposa pronto serán inculpados de un «libelo de sangre», una acusación falsa que culpa a los judíos de sacrificar a menores cristianos para realizar magia negra.
Por suerte, Alonso, el hijo mayor del matrimonio, ha conseguido escapar de la Inquisición, encargada de investigar el delito, pero ahora deberá enfrentarse a otros peligros no menos terribles: el frío, el hambre y a los miserables que pueblan las calles.
Devastado y sin más ayuda que la de dos pícaros vagabundos, intentará llevar a cabo el único objetivo que lo mantiene con vida: rescatar a sus padres.
Cuando la fe en Dios encendía corazones, pero los delitos contra ella prendían hogueras.
INTENSA. EMOCIONANTE. ABSORBENTE. BRUTAL. NO PODRÁS QUITÁRTELA DE LA CABEZA.
Desde las fascinantes marismas de Luisiana, un despiadado asesino en serie al que los medios apodan «el carnicero del pantano» está completando su proyecto más ambicioso: marcar de forma macabra a sus víctimas, que abandona en los pantanos dejando en sus cuerpos pistas dudosas que mantienen en vilo a la policía.
La brillante patóloga forense Wren Muller nunca se ha enfrentado a un caso que no haya podido resolver. Hasta ahora. Y su deseo de atrapar al asesino empieza a convertirse en una obsesión.
En una frenética carrera contra reloj, el duelo entre el asesino en serie más despiadado de la historia de Luisiana y la doctora Muller se librará en la mesa de autopsias, donde los cuerpos de las víctimas ocultan los secretos de una investigación que solo Wren puede desentrañar.
Poppy y Alex. Alex y Poppy. No tienen nada en común: ella lleva vestidos estampados; él, pantalones de pinza. Ella es un espíritu aventurero; él prefiere quedarse en casa leyendo. Y, a pesar de todo, son mejores amigos. Durante la mayor parte del año viven separados ella en Nueva York, él en su pequeño pueblo, pero cada verano, desde hace ya una década, se toman una semana de vacaciones juntos. Hasta hace dos años, cuando todo cambió.
Ahora Poppy tiene todo lo que siempre había soñado, pero está atrapada en la rutina. Cuando alguien le pregunta cuándo fue feliz por última vez, sabe, sin duda alguna, que fue en ese último y fatídico viaje con Alex. Por eso decide convencer a su mejor amigo para viajar juntos una vez más. Tienen una semana para arreglarlo todo, ¿qué puede salir mal?
Corre el año 1834 y Madrid, una pequeña ciudad que trata de abrirse paso más allá de las murallas que la rodean, sufre una terrible epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes: en los arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen.
Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso, un policía tuerto, y Diego, un periodista buscavidas, inicia una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. En su camino tropiezan con fray Braulio, un monje guerrero, y con un misterioso anillo de oro con dos mazas cruzadas que todo el mundo codicia y por el que algunos están dispuestos a matar.
Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien moría sino unos pocos objetos que lo habían acompañado; su olor impregnado en la ropa; la letra, si la persona sabía escribir; retratos pintados, para quienes podían permitírselos, o mechones de pelo. La voz es una extensión del cuerpo y la única parte que no puede enterrarse: la voz permanece intacta y altera el sentido del tiempo, pues está condenada a quedarse en un presente eterno. «El mensaje de este libro, o más bien la moraleja que se extrae de su lectura, es únicamente éste: graba la voz de tus seres queridos», nos dice Ryoko Sekiguchi al inicio de esta obra singularmente emotiva y delicada en la que la autora de Nagori vuelve a demostrar una especial lucidez para describir y catalogar las experiencias más íntimas y trascendentales del ser humano.
«Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.»
En 2005, mucho antes de los crímenes que conmocionaron el valle del Baztán, una joven Amaia Salazar participa en un curso de intercambio para policías en Estados Unidos. Una de las pruebas consiste en estudiar un caso real de un asesino en serie llamado «el compositor», que siempre actúa durante grandes desastres naturales atacando a familias y siguiendo una puesta en escena casi litúrgica. Amaia se convertirá inesperadamente en parte del equipo de la investigación que los llevará hasta Nueva Orleans, en vísperas del peor huracán de su historia, para intentar adelantarse al asesino... Pero una llamada de su tía Engrasi desde Elizondo despertará en Amaia fantasmas de su infancia, enfrentándola de nuevo al miedo y a los recuerdos que la dotan de un extraordinario conocimiento de la cara norte del corazón.