Segundo volumen de las andanzas del autoestopista galáctico, con las dos novelas que cierran esta maravillosa "trilogía en cinco partes." A lo largo de la historia ha habido grandes sagas galácticas: Fundación, de Asimov, Dune, de Herbert, Odisea espacial, de Clarke, Star Trek, de Roddenberry o La guerra de las galaxias, de Lucas Pero solo una de ellas, la saga de la Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, aporta algo único a la literatura interestelar: el humor. Tras la aparición en esta colección de Los autoestopistas galácticos, que reunía la trilogía inicial, este volumen aporta de propina las otras dos novelas Hasta luego, y gracias por el pescado e Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva que expanden el asunto hasta nada menos que una "trilogía en cinco partes."
A lo largo de cuatro décadas, la madre de Roald Dahl guardó todas las cartas que le enviaba su hijo. Ella fue la primera lectora del autor de Matilda, la persona que estimuló su deseo de narrar, fabular y entretener mediante la palabra escrita.
En esta correspondencia que ve la luz por primera vez en español, Dahl perfeccionó las dotes narrativas y el humor macabro que harían de él uno de los escritores más populares del siglo xx. También plasmó en detalle y sin morderse la lengua las experiencias cruciales de su vida, tan rica en aventuras como pródiga en tragedias: desde su educación en un estricto internado hasta sus primeros éxitos literarios, pasando por el terrible accidente de avión que sufrió en el desierto de Egipto, la colaboración con Walt Disney en Hollywood y los años de espionaje y diplomacia en las altas esferas de Washington.
En 1986, en medio del cortejo de diez mil personas que despidió a Simone de Beauvoir, la historiadora Élisabeth Badinter estalló en llanto gritándoles a las mujeres de la multitud: "¡Le deben todo!". La frase fue repitiéndose, cantándose en diferentes lenguas, renovando los sollozos. ¿Se puede esperar un efecto similar entre las jóvenes que lean hoy El segundo s...
En 1986, en medio del cortejo de diez mil personas que despidió a Simone de Beauvoir, la historiadora Élisabeth Badinter estalló en llanto gritándoles a las mujeres de la multitud: "¡Le deben todo!". La frase fue repitiéndose, cantándose en diferentes lenguas, renovando los sollozos. ¿Se puede esperar un efecto similar entre las jóvenes que lean hoy El segundo sexo? Aparecido por primera vez en mayo de 1949, terminó por convertirse en el Libro Rojo de la nueva feminidad, dando la buena noticia de que ser mujer no es una esencia ni un destino. A casi setenta años de su publicación, El segundo sexo es una obra de lectura obligatoria para hombres y mujeres. Esta nueva edición, con el prólogo que escribió María Moreno en 1999, demuestra que aún queda mucho por hacer y que la voz de Simone de Beauvoir sigue más vigente que nunca.