Cuando Sophie descubre, justo antes de casarse, que la han engañado (¡otra vez!), decide que es hora de tomar medidas drásticas. En lugar de cancelar la boda, contrata a un atractivo desconocido -Max- para interrumpir la ceremonia y confrontar a su prometido.
No es la boda que ella había planeado, pero Sophie disfruta con la venganza. Así que, cuando Max le propone trabajar con él para ayudar a otras personas a exponer a sus parejas infieles, Sophie acepta.
Llega un día en el que ambos son contratados por un hombre que está a punto de casarse con la chica que una vez le rompió el corazón a Max, Sophie espera que este disfrute del trabajo, pero, en cambio, Max parece seguir teniendo sentimientos por su ex. Y aún peor, Sophie está celosa.
Creador de una de las obras más decididamente originales de la literatura latinoamericana, precursor del microrrelato y autor galardonado con premios tan importantes como el Magda Donato (1970), el Villaurrutia (1975), el Juan Rulfo (1997) o el Príncipe de Asturias de las Letras (2000), Augusto Monterroso -nacido en Guatemala en 1922 y exiliado en México desde 1944 hasta su fallecimiento en 2003- es artífice de relatos, ensayos y fábulas que, basados en una enorme capacidad de observación, se plasman en una prosa de singular precisión afinada por la paradoja y un sutil humor. Los cuentos reunidos en este volumen -provenientes de "Obras completas (y otros cuentos)", "Movimiento perpetuo" y "La palabra mágica"- son una muestra significativa de la maestría de Monterroso en el relato breve, dominio en el que revela, bajo una engañosa simplicidad, una inagotable capacidad de fabulación unida a un consumado oficio de escritor.
Recuperar por medio del viaje los fundamentos más hondos de nuestras humanas ruinas para evitar futuros terremotos, constituye el afán de este libro que viaja por la Antigüedad de Grecia y Roma desde el presente. A partir de las raíces de nuestra cultura se busca el reencuentro y que de ese tronco vuelva a brotar la flor, un nuevo renacimiento. El viajero interior y exterior pretende alcanzar la iluminación del espíritu a partir de los escombros, ruinas de nuestras civilizaciones, que también se reconstruyen. A veces pese a nosotros mismos.