Bestiario atípico y sorprendente libro de fábulas en el que la poesía, el humor y la crítica social confluyen para hacer de El Gran Zoo una de las obras cumbre de la poesía latinoamericana.
En esta nueva edición en rústica y mayor tamaño se recogen estos poemas en los que Guillén se torna jovial, irónico y mordaz con la finalidad de construir un zoo como metáfora del mundo.
Arnal Ballester ha sabido establecer un diálogo profundo con la palabra viva del gran poeta cubano a través de unas imágenes cargadas de fuerza y expresividad.
El lector encontrará aquí reunidas sus tres primeras novelas, que lo lanzaron al estrellato literario y lo situaron en el centro de la polémica, donde sigue instalado. Las tres están protagonizadas por seres desnortados y resentidos, náufragos aletargados de la sociedad de consumo. El personaje central de Ampliación del campo de batalla es un ingeniero informático depresivo que lleva dos años de castidad; Las partículas elementales confronta a dos hermanastros cuarentones: una suerte de monje científico que ha renunciado a la sexualidad y un profesor de literatura consumidor compulsivo de pornografía; Plataforma, por su parte, está protagonizada por un funcionario parisino apocado y apático, que se va de vacaciones a un paraíso del turismo sexual y acaba montando un negocio relacionado con el asunto mientras busca el amor puro... Tres visiones –o mejor autopsias– feroces y sarcásticas de la decadencia de Occidente.
Fray Luis de Granada hace en la Introducción del símbolo de la fe, escrita entre 1583 y 1585, un compendio de lo que todo cristiano debe saber, a la manera de los catecismos, a base de preguntas y respuestas. La originalidad del autor se encuentra en la extensa introducción donde explica los temas principales de la doctrina católica, como pueden ser la creación o la redención, destacando sus virtudes frente a los movimientos heréticos que se vivían entonces.
Cuán admirable cosa es que una pepita tan pequeña de una naranja tenga dentro de sí virtud para que della nazca un árbol tan hermoso como es un naranjo, tan oloroso cuando está florido, y tan vistoso cuando está cargado de fruto. Ni es menor maravilla que en un piñoncillo esté virtud para producir un tan grande árbol como es un pino. Crece aún esta maravilla ?como el Salvador declara en el Evangelio? en el granico de mostaza, el cual, siendo tan pequeño, tiene virtud para que dél nazca un árbol tan grande que se puedan asentar en sus ramas las aves del aire. ¿Quién, pues, fue poderoso para poner en cosa tan pequeña virtud tan grande? Pues desta virtud que hay en las semillas se aprovecha el Apóstol para persuadir el misterio de la resurrección.