¿Es la tristeza, la devastación íntima, lo que nos da la medida de nuestro amor cuando perdemos al ser amado? ¿O será tal vez la intimidad de la convalecencia una extraña forma de ternura, el último asidero de la felicidad compartida?
Un año y tres meses reúne los poemas escritos por Luis García Montero a raíz de la pérdida de su mujer, Almudena Grandes. Son poemas que evocan con delicadeza y emoción contenida a veces, desatada otras, la enfermedad y la convalecencia de ella, la vivencia y la emoción de lo vivido.
La Historia ha dejado una impronta indeleble en la familia que protagoniza esta saga: sus vidas accidentadas recorren más de cien años de la historia de Japón, desde la época colonial hasta la actualidad, pasando por la emigración a Estados Unidos y, sobre todo, la Segunda Guerra Mundial en el frente del Pacífico. Así, mientras un médico retirado debe afrontar las consecuencias morales de sus terribles actos en tiempos de guerra, una mujer revela en una entrevista un asesinato durante la dura Ocupación norteamericana, o un hombre en la edad adulta se entera de que no nació de sus padres japoneses, sino de un recluta coreano esclavizado para construir el búnker de guerra para el emperador nipón. Todos, en mayor o menor medida, se enfrentan a un legado de pérdidas, imperialismo y guerras.
La historia de dos diplomáticos que, guiados por sentimientos humanitarios, acabaron conviertiéndose en héroes.
El periodista Diego Carcedo, premio Espasa de Ensayo por Entre Bestias y Héroes, ahonda en la heroica peripecia de dos diplomáticos, el español Eduardo Propper de Callejón y el portugués Aristides de Sousa Mendes, ambos cónsules en Burdeos durante la II Guerra Mundial.
Este libro es una auténtica encrucijada en la que se dan cita el ritmo de una interesante novela, la mejor divulgación histórica y una necesaria investigación periodística. De la mano de un periodista español anónimo, al que su periódico de Madrid envía como corresponsal a Burdeos a principios del verano de 1940, el lector se sumerge en una ciudad tomada por miles de personas huyendo caóticamente del avance nazi.
En esa turbamulta, los judíos encontraron dos inesperados aliados en los cónsules de España y Portugal quienes, anteponiendo sus principios a los dictados de sus respectivos gobiernos, el de Franco en Madrid y el de Salazar en Lisboa, se dedicaron incansablemente a facilitar la huida de miles de judíos. En ese momento, su actuación les acarreó duras consecuencias personales. La posteridad, sin embargo, honra su memoria.