Jay Gatsby, el caballero que reina sobre West Egg, es el arquetipo de los legendarios años veinte en los que todo parecía posible, tiempo de felicidad entre el horror de la Primera Guerra Mundial y la barbarie de la Segunda. Con los demás protagonistas, forma parte de la Generación Perdida, los «jóvenes tristes» que personificaron el mito de la pasión y el desafecto, la literatura que se funde con la vida.
Sia Fox, agente, y Max Castillo, colaborador de la CIA, se unen para emprender una peligrosa operación de espionaje que involucra a oligarcas, políticos y mafiosos rusos. Ella está infiltrada en un bufete de abogados londinense que se dedica a ocultar grandes fortunas; él es un próspero terrateniente mexicano, dueño de un criadero de purasangres y heredero de una familia vinculada con la Agencia desde los sesenta. Fingiendo ser pareja, ponen en su punto de mira a Vadim, banquero de Putin, y a su esposa Anna, que trabaja para la inteligencia rusa en el banco de su padre. Pero Anna es también un espíritu rebelde, una mujer que lucha, odia y ama. A medida que Sia y Max se adentran en un círculo rebosante de lujo, intrigas y delitos, su única esperanza puede ser ella, quien está jugando su propia partida.
Roma soy yo
Roma, año 77 a.C. El cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y, además, es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César.
Maldita Roma
Mare Internum, año 75 a. C. Un barco mercante navega rumbo a la isla de Rodas. A bordo, Julio César acompañado sólo por su fiel Labieno. Obligado por sus enemigos a exiliarse de Roma, se dirige al encuentro con el maestro Apolonio para aprender oratoria y de este modo, a su regreso, iniciar una feroz pugna para ingresar en el Senado y enfrentarse allí al temido Cicerón.
El principito no es solo un clásico de la literatura para todas las edades. Es tambien ya un icono cultural y, para muchos, todo un tratado filosófico.
Un hombre despierta en el claro de un bosque de lo que parece ser la Inglaterra medieval, sin ningún recuerdo sobre quién es, de dónde procede ni por qué está allí. Perseguido por un grupo llegado de su propia época, su única posibilidad de sobrevivir pasa por recuperar la memoria perdida, conseguir aliados entre la gente del lugar y quizás incluso confiar en sus supersticiosos alardes. Su única ayuda del «mundo real» debería haber sido un manual titulado La guía del mago frugal para sobrevivir en la Inglaterra del Medievo, pero el ejemplar que tenía explotó en el traslado. Los escasos fragmentos que logró rescatar le proporcionan pistas sobre su situación, pero ¿logrará atar cabos a tiempo de sobrevivir?
El camino de la vida es el testamento espiritual, el legado moral que León Tolstói decidió dejar al mundo en sus últimos días. Es su obra póstuma, pues falleció antes de su publicación, y como tal debe abordarse. Una joya literaria en la que, más preocupado por el mensaje que por las formas, nos ofrece sus reflexiones sobre el ser humano, la religión, la existencia, la espiritualidad, las virtudes o los defectos.