Lagos, mediados de los noventa. En el marco de una dictadura militar y en una Nigeria que ofrece poco o ningún futuro, Ifemelu y Obinze, dos adolescentes atípicos, se enamoran apasionadamente. Como gran parte de su generación, saben que antes o después tendrán que dejar el país. Obinze siempre ha soñado con vivir en Estados Unidos, pero es Ifemelu quien consigue el visado para vivir con su tía en Brooklyn y estudiar en la universidad. Mientras Obinze lucha contra la burocracia para reunirse con Ifemelu, ella se encuentra en una América donde nada es como se imaginaba, comenzando por la importancia del color de su piel. Todas sus experiencias, desgracias y aventuras conducen a una única pregunta: ¿acabará convirtiéndose en una «americanah»?
Americanah, que recoge el término burlón con que los nigerianos se refieren a los que vuelven de Estados Unidos dándose aires, es una historia de amor a lo largo de tres décadas y tres continentes, la historia de cómo se crea una identidad al margen de los dictados de la sociedad y sus prejuicios.
Una mujer y un hombre se encuentran por casualidad durante su viaje de regreso al país natal del que emigraron hace veinte años. ¿Podrán reemprender una extraña historia de amor, apenas iniciada entonces en su tierra? El caso es que, tras tan larga ausencia, «sus recuerdos no se parecen». Porque «nuestra memoria, la pobre, ¿qué puede hacer? Sólo es capaz de retener del pasado una miserable pequeña parcela sin que nadie sepa por qué precisamente ésa y no otra…». Vivimos sumidos en un inmenso olvido, y no queremos saberlo. Sólo aquellos que, como Ulises, vuelven después de veinte años a su Ítaca natal pueden ver de cerca, atónitos y deslumbrados, a la diosa de la ignorancia.
Proyectar una luz sobre los problemas más serios y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por la realidad del mundo contemporáneo y, a la vez, evitar todo realismo, así es La fiesta de la insignificancia. Quien conozca las obras anteriores de Kundera sabe que en él no son en absoluto inesperadas las ganas de incorporar en una novela algo «no serio». En esta novela Kundera ve por fin plenamente cumplido su viejo sueño estético, que puede leerse como un sorprendente resumen de toda su obra. Menudo resumen. Menudo epílogo. Menuda risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su sentido del humor. ¿Qué más puede decirse? Nada. ¡Lean!
La joven y hermosa Tessa Quayle es asesinada cerca del lago Turkana, en el norte de Kenia. Su supuesto amante africano y compañero de viaje, un médico al servicio de una ONG, ha desaparecido de la escena del crimen.
Justin, el marido de Tessa, aficionado a la jardinería y diplomático en la embajada británica de Nairobi, emprende una particular odisea en busca de los asesinos de su mujer y sus motivos. Sus indagaciones le llevan al Foreign Office de Londres, a distintos países de Europa, a Canadá, de nuevo a África, a lo más profundo de Sudán del Sur, y, finalmente, al mismo lugar donde Tessa murió. En el camino hallará terror, violencia, conspiraciones y verdades incómodas. Pero su mayor logro será descubrir el extraordinario coraje de Tessa, la mujer a la que apenas tuvo tiempo de amar.
Le llaman el hechicero, el mago del Kremlin. El enigmático Vadim Baranov es el consejero más cercano a Putin, aunque no sea un asesor al uso: culto y vinculado a la vanguardia artística, es también un manipulador sin escrúpulos capaz de transformar un país entero en un escenario teatral en el que solo se representa la voluntad del líder. Pero en las altas esferas un paso en falso a menudo es el último, y pronto descubre que el régimen que ha contribuido a construir puede dejarlo caer en cualquier momento.
Este relato ficticio nos sumerge en el corazón del poder ruso, en el que aduladores y oligarcas están involucrados en una guerra sin cuartel. Es una montaña rusa intelectual, antropológica y emocional que alumbra a un Maquiavelo moderno y desalmado, a la par que una meditación magnífica sobre la fascinación por el poder, el mal y la guerra.
Con este mensaje inesperado, el pasado vuelve para sacudir la vida de un antiguo agente secreto cuando ya no tiene el escudo de su organización. Participó en la guerra sucia del Estado, convencido de su causa: la defensa de una sociedad democrática y de las víctimas inocentes contra la violencia terrorista. Pero el tiempo ha pasado, no todo salió bien y la justificación es muy lejana, mientras que él ya no puede abandonar el lado oscuro. La críptica comunicación que acaba de recibir lo reclama de nuevo.
Postrado en el hospital, Mazo necesita que su antiguo camarada Púa le ayude en una misión muy personal que él ya no puede asumir. Su hija corre peligro y tiene que alejarla de la vida que lleva y de quienes la rodean, cueste lo que cueste. Sólo alguien como Púa es capaz de llegar hasta el final para lograrlo. La llamada de su amigo lo devuelve a los días en el filo, la memoria de sus actos y las sombras de su propia naturaleza.