Dos amigos de la infancia. Dos corazones rotos. Un viaje por carretera improvisado para huir de todo.
Hace años que vivo condenada a no ser más que una amiga para él.
Para los fans de Jasper Gervais, él es solo el jugador de hockey rompecorazones que sale en televisión. Sin embargo, para mí sigue siendo ese chico perdido con los ojos tristes y un corazón de oro: el hombre al que he amado en secreto durante años.
Así que, cuando mi vida se desmorona el día de mi boda, tiene sentido que sea él quien venga al rescate. Y cuando su mundo también se derrumba al su alrededor, yo estoy a su lado para devolverle el favor.
En la década de 1880, un geógrafo francés llamado François Élie Roudaire quiso inundar parte del desierto del Sáhara con agua del Mediterráneo, excavando un canal desde el golfo de Gabes hasta un conjunto de lagos salados norteafricanos, con la intención de modificar así el paisaje y crear un microclima propicio al desarrollo de la agricultura.
En pleno fragor de la batalla de Solferino, que en 1859 marcó para el Imperio austrohúngaro el comienzo de la pérdida de sus territorios italianos, el teniente Trotta salva inesperadamente la vida del emperador Francisco José. A partir de entonces el destino de la ennoblecida familia von Trotta -cuyos avatares narra esta novela- parece quedar irrevocablemente ligado al de la dinastía reinante y su declive, que correrá paralelo a lo largo de tres generaciones. Con una gran capacidad de evocación y una exquisita ironía no exenta de nostalgia, la novela nos transporta a un mundo en decadencia que se resiste a dejar de ser tanto como muchos se resisten a despedirse de él.