Faltan dos semanas para la boda de la teniente Valentina Redondo y Oliver Gordon. En plenos preparativos, los sorprende la noticia de un atentado masivo en el Templo del Agua del famoso balneario cántabro de Puente Viesgo. Las instalaciones del idílico paraíso de agua estaban ocupadas por un grupo de empresarios, y todo apunta a que la masacre ha sido perpetrada con una peligrosísima arma química. Valentina tendrá que cooperar con el ejército y con un equipo de la UCO para resolver el crimen.
Pronto descubrirán que un cerebro hábil y cruel ha puesto en marcha una maquinaria infalible, ejecutando cada uno de sus movimientos con extraordinaria frialdad, en un claro desafío a la inteligencia y a las habilidades deductivas de Valentina y del propio lector. La teniente Redondo llegará a dudar de los pasos que debe seguir, porque las sospechas no tardarán en recaer sobre alguien que jamás ha visto pero que, en el fondo, siente que conoce. El peligro es un latido que no se extingue nunca.
Lucy Hutton y Joshua Templeman se odian. No es que se caigan mal, que no se entiendan o que no tengan feeling, no… simple y llanamente se ODIAN. Sí, en MAYÚSCULAS.
Ambos comparten oficina en el gigante editorial Bexley & Gamin, y mientras Lucy es encantadora y servicial, viste de colores alegres y lleva los labios de un rojo chillón, Joshua es frío, eficiente y calculador, y viste una camisa concreta para cada día de la semana. Agua y aceite, vamos.
Cuando surge la gran oportunidad de promoción laboral para ambos, lo de Lucy y Joshua se convierte en una lucha sin cuartel. ¿Quién conseguirá el codiciado ascenso, convirtiéndose así en el jefe —y tortura segura— del otro?
Y mientras ellos afilan sus cuchillos, un pequeño incidente en el reducido espacio de un ascensor lo pondrá todo patas arriba...
Huir parecía su única salida. Y lo era.
Rosaura Castán ha tenido poca suerte en la vida. Su madre murió cuando ella era una adolescente en un accidente y se culpa de esa tragedia. Ese hecho provocó el extrañamiento de su familia. Desde muy joven aprendió a vivir sola; tuvo un niño, Adrián, fruto de una relación esporádica y a quien quiere con toda su alma. El muchacho era el hijo perfecto, excelente estudiante de la carrera de matemáticas, adoraba a su madre… aunque había cosas que no le contaba.
Cuando Adrián aparece asesinado en un parque de Madrid, Rosaura, literalmente, enloquece de dolor, hasta el punto de que, ciega de ira, arrolla con un coche a un joven conflictivo al que todo apuntaba como el autor del homicidio.
Rosaura es llevada a juicio y condenada a prisión por la muerte de un inocente. El asesino de su hijo sigue libre, así que la única obsesión de la mujer cuando obtenga su primer permiso penitenciario será encontrar como sea al verdadero culpable del crimen.
En un pueblo de una ciudad pequeña y provinciana como es la Mallorca de la década de 1960, dos mujeres completamente distintas buscan salida a una vida rutinaria en una España asfixiante que quiere ser moderna y cosmopolita pero que sigue atrapada en las miserias y contradicciones del franquismo. Por un lado, Sibila, exmodelo, busca en otros hombres el deseo que su marido le niega, martirizada por el recuerdo de una vida pasada en París que no volverá; y por otro lado, Asunción, una maestra de escuela que se enfrenta la pérdida de vocación profesional y a su condición de "solterona".
Ganadora del premio Planeta en 1964, Las hogueras es la mejor novela de Concha Alós y un libro que explora con valentía cuestiones como el deseo, la clase social, las relaciones de poder con los hombres o la frustración profesional de dos mujeres enfrentadas a los estereotipos de la época.
Ignacio Martínez de Pisón fue niño en el Logroño de los sesenta, muchacho en la Zaragoza de los setenta y aprendiz de novelista en la Barcelona de los ochenta. La primera parte de su vida es la de un chico cualquiera, nacido en el seno de una familia feliz hasta la temprana muerte de su padre; años cruciales de los que se nutre su mundo literario.
Este es el apasionante retrato de formación de uno de los autores más sólidos de nuestra narrativa, unas memorias literarias que reflejan los profundos cambios vividos por la sociedad española, que en muy poco tiempo pasa de una rancia dictadura a una democracia consolidada que se integra en Europa.
Qué difícil es para un gato lidiar con los seres humanos. Son inestables, irracionales, indecisos, una especie a observar con desconfianza. Richard Gold no es la excepción: lo tiene todo, pero pasa el tiempo en el sofá en bata, bebiendo, mientras ve torneos de dardos. Hasta el día en que aparece Frankie, un gato callejero, feo y descarado que pone su vida patas arriba. A pesar de que Gold es insoportable, Frankie lo elige: Richard será su humano. Tal vez sea porque tiene un televisor enorme, una cama muy cómoda y mucha comida. O, tal vez, porque ambos necesitan un amigo y comparten algo profundo y extraordinario, aunque todavía no lo sepan.