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SENRYUU DE EDO

En el segundo año de la era Meiwa (1765), un discípulo de Karai Senryuu llamado Goryooken Arubesi (1788), cuyo nombre poético era Momen: algodón, publicó junto con su maestro, y evaluados por él, una compilación de senryuu llamada Haifuu Yanagidaru (más conocida como Yanagidaru en japonés). Estas antologías se fueron publicando sucesivamente hasta alcanzar los 167 tomos en el año noveno de la era Tenpoo (1838) y Karai Senryuu vivió lo suficiente como para ver publicados los primeros veintidós tomos. Se dice que Karai Senryuu evaluó más de 2.300.000 poemas a lo largo de su vida. En el barrio de Asakusa, en la antigua ciudad de Edo (Tokio) hay un monumento en su homenaje en el lugar donde evaluaba los versos.
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NUESTRO LARGO ADIOS

Recuerda que la vida es un bonito regalo que no se debe desperdiciar. Porque cada segundo sin ser feliz, es un segundo perdido. Briseida (Bris) y Álvaro se conocieron de niños, y junto con Peny, la hermana de Bris, y Andrea, el hermano de Álvaro, compartieron las mejores vacaciones de verano. Ibiza fue testigo de sus travesuras y del amor, tan mágico como inevitable, que nació entre los dos. Sin embargo, muy pronto, demasiado, el destino enseñó sus malas cartas y a Bris le enseñó que debía centrarse en el presente. Su positividad y sus ganas de vivir le hicieron convertirse en una mujer fuerte, pero la maldad de la madre y abuela de Álvaro le rompió el corazón. Sin embargo, cuando el amor es verdadero, tiene la costumbre de buscar la manera de sobrevivir incluso en las circunstancias más desafortunad
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POR SI UN DIA VOLVEMOS

Hui de un crimen involuntario. Hui de los hombres que no me quisieron. Hui de una guerra. Esta es mi historia, entre España y Orán, junto al Mediterráneo. Orán. Años 20, siglo xx. En esta ciudad africana de origen árabe, pulso español y administración francesa desembarca una joven con el falso nombre de Cecilia Belmonte. En apariencia, ha cruzado el Mediterráneo para escapar de la miseria, como tantos compatriotas. Su razón, sin embargo, es más turbia. La urgencia por sobrevivir la obliga a dejarse la piel en plantaciones y lavaderos, como empleada doméstica y operaria de fábrica a destajo. Hasta que una madrugada, en la tabaquera Bastos, participa en un delito por el que paga con su sometimiento a un hombre despreciable.
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