«TREINTA ATARDECERES HAN BASTADO PARA ENAMORARME PERDIDAMENTE DE TI»
Nikki ha crecido en una pequeña isla de Bali. Alex ha aterrizado en ese oasis huyendo de Londres. Ella es veterinaria y da clases de yoga. Él es piloto de aviones y vive rodeado de lujo.
Solo tienen treinta días para estar juntos, así que ninguno de los dos espera la vorágine de sentimientos y verdades a medias que harán que Alex y Nikki vivan un romance para el que ninguno de los dos está preparado.
¿De qué huye Alex? ¿Cuál es la verdadera razón de los miedos de Nikki? ¿Se puede vivir un amor con fecha de caducidad? ¿O hay historias de amor que no tienen billete de vuelta?
Berlín, 1931: Ally Keller está sola y asustada cuando da a luz a una hija mestiza a la que nombra Lilith. Mientras los nazis ascienden al poder, Ally sabe que debe proteger a su bebé de la ideología de la raza aria promovida por Hitler, y pone en marcha un plan desesperado para enviar a su hija a un lugar seguro al otro lado del océano.
La Habana, 1958: Ya adulta, Lilith conserva pocos recuerdos de su madre o de su infancia en Alemania. La emociona el futuro con Martín, un piloto cubano con fuertes lazos con el gobierno de Batista, por lo que, al estallar la Revolución, Lilith y su hija recién nacida, Nadine, se encuentran en una encrucijada.
Berlín, 1988: Como científica en Berlín, Nadine ha pasado toda su vida evitando la verdad sobre la historia de su propia familia. Es su hija Luna quien la anima a indagar sobre las decisiones que tomaron su madre y su abuela para asegurar la supervivencia de sus hijas. Le corresponderá a Luna aceptar una traición desconcertante que cambiará todo lo que creía saber sobre el pasado de su familia.
Separadas por el tiempo, pero unidas por el sacrificio, cuatro mujeres se embarcan en viajes de autodescubrimiento y se convierten en testimonios vivientes del poder del amor materno.
Clara Morrow lleva muchos años trabajando en el más absoluto anonimato como pintora aficionada en Three Pines, un tranquilo pueblecito de las afueras de Montreal. Así que, cuando el Musée d'Art Contemporain de la capital decide acoger una exposición sobre su obra, Clara no da crédito a la noticia. La sensación de irrealidad y los nervios que la atenazan la noche del vernissage se prolongan en la cena que ofrece en su casa para amigos y miembros del mundillo artístico.
Sin embargo, este torbellino de emociones sólo será el preludio de una velada dramática: al día siguiente de la celebración, aparece el cadáver de una mujer en un rincón del jardín. Y no es una persona cualquiera: se trata de Lillian Dyson, quien no sólo es una reconocida crítica de arte capaz de arruinar una carrera, sino que también había sido la mejor amiga de Clara desde la infancia, hasta que una fuerte disputa las separó durante años.
Greta Cadaqués, una reportera de televisión, es enviada a cubrir el caso de una niña que ha caído en un pozo a las afueras de Madrid. Mientras no deja de pensar en un juicio al que tiene que asistir como jurado popular, su cámara, Juan Quatremer, y su jefe, un hombre ávido de audiencia, la apremian a sacar a la luz todos los detalles del caso del que el país entero está pendiente. Aunque pronto descubrirá que las intenciones de ambos hombres son muy distintas: Juan pretende cubrir el suceso de la forma más rigurosa posible, pero su jefe la coaccionará para que consiga las exclusivas más impactantes, aunque eso signifique difundir noticias falsas. Greta deberá enfrentarse a una encrucijada personal y profesional que la llevará a cuestionarse el papel de los medios de comunicación y los límites éticos de su trabajo.
Un nuevo caso de la comisaria Ruiz que la enfrentará con sus miserias y sus miedos más inconscientes, y la empujará fuera de su ámbito habitual.
La comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso irresuelto del que se tiene noticia ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz.
Estas Navidades no van a ser fáciles para Charlie. Es la primera vez que se enfrenta a una celebración tras salir del hospital. Su ingreso y que sea el único miembro de su familia abiertamente gay no ayudará a darle lo que más desea: tranquilidad y pasar inadvertido. Las cosas quizá no salgan como Charlie espera, pero, pase lo que pase, sabe que siempre podrá refugiarse en Nick, a su lado, en el sofá, mientras espera a que la tormenta a su alrededor se calme.