¿Es cierto que los hijos de Joseph Goebbels fueron asesinados en el búnker del Führer? ¿Es cierto que fue su propia madre, Magda, quien los mató poco antes de quitarse la vida? ¿Y si no fue así?
Ignacio Padilla juega con la posibilidad de que los seis niños pudieran haber salido con vida del búnker. No sólo eso, imagina los destinos que cada uno pudo haber vivido y sus identidades reconstruidas ya siendo adultos. Alguna podría haber vivido en el puerto de Malombrosa (el puerto imaginario de su Espiral de artillería) o en Argentina. Quizás uno de los pequeños escapó por una serie de túneles que lo alejaron de una muerte segura. Una de las hijas, tal vez, se convirtió en una promesa de los escenarios, en una prima donna.
En 1999, Paulina Ramírez, de tan sólo trece años, fue violada y quedó embarazada. Con el apoyo de su familia, acudió a la clínica de su localidad para interrumpir la gestación, pero ni su corta edad ni las circunstancias violentas en las que se dio su embarazo le garantizaron ese derecho.
Los médicos que la atendieron argumentaron objeción de conciencia, empecinados en defender sus creencias religiosas, y se negaron a practicar el aborto, dejando a Paulina y a su familia en una encrucijada vital.
SI LA MAGIA HABITA EN ALGÚN LUGAR, ES ENTRE LAS ESTRELLAS…
Vega ha vivido en el valle durante toda su vida. Su madre le prohibió abandonar la seguridad de sus límites por las amenazas desconocidas que la aguardan en las tierras agrestes que hay más allá. Sin embargo, tras su muerte, Vega comienza a ver estrellas caer del cielo. Es un augurio que no puede ignorar y se ve obligada a abandonar la protección de las paredes del valle. Sin embargo, el mundo exterior resulta ser más aterrador de lo que había imaginado. La gente está gravemente enferma: pierden la vista y el oído antes de perder la vida.
El secreto que guarda Vega es que ella es la única que alberga el conocimiento de las estrellas. Un conocimiento que podría contener la clave para encontrar la cura. Por eso, cuando se desata el caos, las amenazas de las que su madre le advirtió se vuelven demasiado reales. Vega teme por su vida, pero una chica llamada Grillo la rescata y la lleva hasta Noah, un joven marcado con sus propios tatuajes misteriosos.
Mientras escapan de los hombres que la persiguen, Vega, Grillo y Noah cruzarán las llanuras en busca de la cura de la que hablan las estrellas. Sin embargo, a medida que las líneas que separan la amistad y el cautiverio comienzan a difuminarse, Vega deberá decidir si salvaguardar el conocimiento sagrado de las estrellas o arriesgarlo para intentar salvarlos a todos.
Chantal y Jean-Marc viven juntos en París y se quieren; se quieren tanto que incluso parecen confundirse. Hay ocasiones en las que, por un instante, ninguno de los dos se reconoce a sí mismo y la identidad del otro se disuelve. Es un proceso vertiginoso que todo el que ama ha experimentado alguna vez. Pero ¿en qué momento, ante qué gesto y en qué circunstancia precisa comienza ese aterrador proceso? En el pánico que acompaña a ese instante de extravío, Kundera atrapa al lector y lo conduce por el laberinto que recorren los protagonistas, en el que más de una vez deberá cruzar la frontera de lo real y lo irreal o entre lo que ocurre en el mundo exterior y lo que, en solitario, elabora una mente presa de la inseguridad.
La cultura checa de los años sesenta del pasado siglo gozó de una sorprendente vitalidad: la literatura, el teatro y el cine mostraban una originalidad y diversidad excepcionales, en vivo contraste con la acelerada descomposición de las estructuras políticas y los embates de una ferrea censura. Esta obra contiene dos textos del gran intelectual checo: su discurso ante el Congreso de Escritores de 1967, en el que abogó valientemente por la autonomía de la cultura y la libertad de los creadores, y Un Occidente secuestrado (1983), un extenso artículo que en su momento suscitó un vivo debate político en las principales publicaciones culturales europeas.
Ludvik Jahn, joven estudiante universitario y activo miembro del Partido Comunista checo, envía a una compañera de clase una postal en la que se burla del optimismo ideológico imperante. Lo denuncian y es expulsado de la universidad y del Partido, y al caer en desgracia se abre ante él un infierno. Atrapado entre dos amores, el de Lucie, tierno y desesperado, y el de Helena, apasionado y cínico, Ludvik vivirá un cúmulo de situaciones a cual más grotesca. De hecho, con el paso del tiempo, su vida se convertirá en una enorme broma pesada: ya no podrá culpar al destino, porque ya no puede sino culparse a sí mismo.