Urko Pínaga regresa del exilio para asistir al entierro de su tía Flora, con la que vivió antes de marcharse a Inglaterra, como tantos niños vascos. Urko se encuentra con un Getxo diferente al que conoció, pero sobre todo con una casa, la de la tía, que ahora se le presenta como un lugar misterioso cargado de repente de secretos. ¿Por qué tiene un aviso de derribo por parte de las autoridades? ¿Por qué su prima Regina se comporta de un modo tan extraño? ¿Mantuvo Flora a escondidas alguna relación que no le confesó a su sobrino? ¿Ha fallecido de muerte natural? El contraste entre lo que Flora le contaba por carta y lo que Urko se encuentra alimenta las sospechas en torno a una mujer a la que en realidad el protagonista quizá desconocía por completo.
Durante los preparativos de una fiesta de Halloween, Joyce Reynolds (una adolescente conocida por su fecunda imaginación y por las mentiras que cuenta habitualmente) explica a todo el mundo que en una ocasión presenció un asesinato. Nadie cree lo que oye y ella se marcha enfurecida. Tras la cena y los juegos, encuentran a la joven ahogada en un barreño lleno de agua y manzanas. Lo que en apariencia podría ser otra de sus historias disparatadas, quizá esta vez sea una terrible verdad que ha acabado con su vida. Ariadne Oliver, una escritora de novelas de misterio que se encontraba en la fiesta, decide viajar a Londres para pedir ayuda al detective Hércules Poirot, que deberá interrogar a todos los invitados para dilucidar quién ha sido capaz de matar a una muchacha inocente.
El internacionalmente aclamado autor de Crónicas marcianas, El hombre ilustrado y Fahrenheit 451, Ray Bradbury es un mago en la cúspide de sus poderes, que despliega sus habilidades de hechicero en veintiún historias extraordinarias que cubren todo el espectro, desde la más absoluta realidad hasta la ligera fantasía, desde el mediodía hasta bien pasada la medianoche.
Un verdadero maestro que lo cuenta todo: revela el extraño secreto de volverse más joven y loco, abre la puerta de la bruja que conecta dos siglos intolerantes; acompaña a una anciana pareja en su juego por asesinarse el uno al otro, y celebra la vida y los sueños con esa voz única que lo ha acompañado durante seis décadas y que ha cautivado a millones de lectores por todo el mundo.
(Si las mentiras no acaban contigo, la verdad lo hará). En el futuro la Tierra es un planeta devastado en el que el aire se ha vuelto tóxico. Rodeados por este paisaje desolado, algunos seres humanos sobreviven en un silo subterráneo. Allí, hombres y mujeres viven en una sociedad regulada por estrictas leyes que han sido creadas para protegerlos.
El sheriff Holston, quien no ha vacilado en defender las reglas del silo durante años, de repente rompe el mayor de todos los tabúes: pide salir al exterior. Su fatídica decisión desencadenará una serie de drásticos acontecimientos que llevará al resto de habitantes del silo a enfrentarse a algo que sólo se conoce por las historias y cuyo nombre ni siquiera se atreven a susurrar.
En Leopardo Negro, Lobo rojo, Sogolon, la Bruja Luna, demostró ser un personaje secundario fascinante: una hechicera de 177 años con sus propios intereses, que supo encandilar al público lector y que fue un digno adversario para el Rastreador durante la búsqueda del misterioso niño desparecido. En Bruja Luna, Rey Araña, ha llegado su turno: Sogolon adquiere el protagonismo y ofrece su propia versión de lo ocurrido, su propio relato de lo que le sucedió al niño, de cómo planeó y luchó, triunfó y fracasó en esa búsqueda. Pero esta novela es también la historia de una enemistad de un siglo entre Sogolon y Aesi, el canciller del rey, un personaje oscuro, letal y poderoso, a quien no es fácil desafiar. Sogolon lo hace por sus propios motivos.
En un giro narrativo brillante, Bruja Luna, Rey Araña muestra la historia contada en Leopardo Negro, Lobo Rojo desde la perspectiva de esta mujer indomable que no se inclina ante ningún hombre, mientras ahonda en la lucha que se desarrolla en el interior del imperio.
Entre los malditos reunidos en Raros como yo encontramos escritores que fueron aplaudidos en vida para después caer en el olvido, como Concha Espina; otros despreciados en vida que después han sido rescatados, como Felisberto Hernández; y hallamos también a quienes fueron malditos en vida y aun hoy lo siguen siendo, confinados en las mazmorras donde se encierran las voces que desentonan del coro oficialista. Destaca entre estos últimos el argentino Leonardo Castellani, a quien Prada denomina rubenianamente «padre y maestro mágico que cambió radicalmente mi percepción del oficio literario» y dedica páginas muy hondas y reveladoras. Cierra el volumen un balcón ofrecido a las «rosas de Cataluña», un puñado de escritoras –casi todas ellas de la misma generación– que el autor descubrió fascinado mientras estudiaba la literatura catalana de la Edad de Plata.