El 27. La generación del 27. Los poetas del 27. Cualquier lector sabe de qué poetas estamos hablando: Guillén, Lorca, Dámaso, Aleixandre... Pero ¿no hay algo artificioso en que entre la nómina de poetas que vivieron las mismas circunstancias históricas no se contemple ninguna de las poetas que entretanto se han ganado el reconocimiento como las Sinsombrero? Presentamos, en un solo libro, un nuevo 27 que, enriquecido por las savias antes despreciadas de las Sinsombrero, y articulado en torno a los tres grandes poetas de la época (Lorca, Aleixandre, Cernuda), incluye a un predecesor tan admirado como Juan Ramón Jiménez y a su discípulo más talentoso, Miguel Hernández. Un 27 vibrante, entusiasta, seductor, desafiante y vital. Un 27 como nunca se había leído antes.
El Talón de Hierro, escrito por Jack London en 1908, narra la historia de un socialista revolucionario Ernest Everhard, quien, como político y líder de masas obreras, busca la génesis de una gran revuelta para lograr la igualdad y detener el avance de la oligarquía avasalladora. El texto, encontrado y anotado por Anthony Meredith en el año 2600, retrata el momento en que los trabajadores despiertan y la oligarquía los golpea para reprimir sus luchas por los derechos sociales, llevando el capitalismo a un extremo autodestructivo.
Un cajón exclusivo en el armario. La copia de una llave. Un te amo dicho a tiempo. Un mensaje agradeciendo una cena. Gestos de amor y muestras de interés que construyen los cimientos de cualquier pareja. Aunque muchas veces todo esto queda relegado por un muro que no puede atravesarse. El egoísmo, el hastío, la pereza e incluso el maltrato se entrometen en la relación y el desenlace final se vuelve inevitable, si es que antes no clausuraron la posibilidad de un verdadero comienzo.
Claire Keegan observa y escribe con la sensibilidad justa para convertir la típica historia de amor en un relato tan conmovedor como atrapante, y avanza sobre zonas incómodas de la intimidad de una pareja como la falta de generosidad o incluso el desamor. Bien tarde en el día confirma la agudeza de su estilo y se vuelve un reflejo de la imposibilidad del amor en los tiempos que corren, aunque también una vía de escape.