El despótico patriarca Esteban Trueba ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse con el paso del tiempo y un entorno social explosivo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los personajes de esta poderosa novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de una época que abarca gran parte del siglo XX.
La plácida existencia de Francesca, casada y con dos hijos, se ve completamente sacudida por la llegada de Robert Kincaid, un fotógrafo nómada, libre y generoso, que transforma en ternura toda su energía. El destino los une inexorablemente cuando se encuentran en el otoño de sus vidas. Su amor, corto como una tarde madura, fue sin embargo tan profundo como las raíces de un árbol. Sus cenizas se encuentran esparcidas muy cerca de los puentes de Madison. Y, así, en apenas doscientas páginas, Robert James Waller nos devuelve el gusto de recordar que la pasión no tiene edad en una novela que es ya un clásico que se recomienda de generación en generación.
Georges es hijo de un mulato adinerado, natural de la Île de France (hoy Mauricio), con una tez tan clara que podría pasar por blanco. Tras crecer viendo cómo el valor de su padre se ve comprometido por un sentimiento de inferioridad, llegará a la madurez con la tenaz ambición de jurar venganza a los hombres blancos que lo despreciaron a él, a su padre y a tantos otros durante siglos. Descatalogada desde hace tiempo en España y traducida brillantemente por José Ramón Monreal, esta novela de trasfondo indudablemente autobiográfico, publicada originalmente en 1843, puede apreciarse ahora como nunca antes y sumarse a las grandes obras de un autor inmortal.
¡Qué bien lanza el lazo mi amada
aunque no atrape el ganado!
Con su pecho me enlaza,
con sus ojos me arrastra
con sus muslos me amarra,
con su sello me marca.
<(Egipto, ea. 1200 a. C.)>
Eduardo Gris Romero
Eduardo Gris Romero es doctor en Literatura Comparada y experto en poesía amatoria antigua. Sobre este tema ha publicado Tu encanto es dulce como la miel: los orígenes de la lírica amorosa y varios artículos en revistas académicas.
A mediados del siglo XIX, Charles Baudelaire tradujo, glosó y adaptó al francés Confesiones de un opiófago inglés, de Thomas de Quincey, publicado en 1821 y al que seguiría, más de dos décadas después, Suspiria de profundis. Su adaptación acabó siendo una mise en abîme que permitió a Baudelaire imbricar sus impresiones y juicios particulares así como su práctica poética en la obra del ensayista inglés, a quien consideraba «su hermano mayor». Flaubert, Glatigny o Barbey d'Aurevilly no escatimaron elogios hacia la obra, cuyo éxito literario radicaba en la forma que Baudelaire había logrado conferirle.
El autor austríaco por antonomasia, creador del mito habsbúrguico y el escritor más español de la historia de la literatura en lengua alemana, Franz Grillparzer (1791-1872), sufrió el infortunio de vivir en una época marcada por la represión del sistema Metternich. La férrea censura lo desmoralizó, impulsándolo a retirarse al ámbito privado en su mejor momento artístico. Aunque nunca dejara de escribir, su existencia como artista no volvería a ser la misma, y la mayor parte de sus obras posteriores no vería la luz hasta después de su muerte, por lo que los honores tardíos y su transformación en héroe de las letras austríacas nunca perdieron para él un profundo sabor amargo. Esta colección reúne sus dos únicos textos narrativos de ficción, "El monasterio de Sendomir" y "El pobre músico", en los que demuestra una gran maestría en el género de la novela corta. Se completa el volumen con tres breves escritos sobre Beethoven, para quien escribió un libreto de ópera y al que dedicó dos discursos con ocasión de la muerte del célebre compositor.