Entre todos los héroes salvajes y brutales inventados por el creador de Conan, Robert E. Howard, el rey picto Bran Mak Morn guarda un origen más próximo a la historia. Se debe a la ascendencia escocesa-irlandesa de este autor, discípulo y amigo de Lovecraft, y principal impulsor del género de «espada y brujería». Considerado junto a Tolkien uno de los escritores más influyentes de la fantasía heroica moderna, Howard narra en estas aventuras la encarnizada lucha que, capitaneados por su último rey, sostuvieron los pictos britanos a finales del siglo III de la era cristiana contra las legiones de Roma. Cuenta la épica de una raza que avanza inexorablemente hacia su extinción, mientras intenta detener el rastro de muerte que dejan a su paso las águilas romanas.
Escrito en 1948, este maravilloso relato trata de la amistad verdadera, de los sueños, del primer amor y del paso de la edad. El propio Capote lo consideraba como el mejor de su producción. Está ambientado en Alabama en el verano de 1947, en un pueblo donde casi lo único que se podía hacer era tomar helado de tutti-frutti sentado en el porche viendo pasar el autobús de las seis. Un día llegará en ese autobús una chica que despertará a los habitantes del pueblo: Lily Jane Bobbit (y su madre, que nunca habla), que revolucionará las vidas de dos amigos, Billy Bob Murphy (cuyo padre habia fallecido recientemente en la Primera Guerra Mundial) y Preacher Star, y dará lugar a una lucha por llamar su atención. El resultado es un retrato inolvidable de los protagonistas, de sus padres y de la vida en el profundo sur de los Estados Unidos de mediados del siglo xx.
La mayoría de la gente que llega a Huntington Beach –la meca del surf en el sur de California– lo hace en busca de sus olas y sus fiestas interminables. Pero lo que Ike Tucker quiere es encontrar a su hermana y a los tres hombres con los que la vieron por última vez. Su búsqueda se convertirá en un viaje de autodescubrimiento rodeado de surfistas bronceados, atractivas rubias, moteros, punks y camellos. Joven e ingenuo, Ike se irá adentrando peligrosamente en las entrañas de una ciudad amable que esconde un violento submundo del que no le será fácil escapar.
Edición ilustrada del relato clásico de Perrault El gato con botas realizada por Javier Zabala, Premio Nacional de Ilustración 2005. Se trata de un cuento popular europeo, recopilado en 1697 por Charles Perrault en su Cuentos de mamá ganso y que ha dado lugar a múltiples adaptaciones. El gato con botas basa su inteligencia en la observación y la lógica. La traducción es nueva y, además, se trata de una edición bilingüe para lectores de todas las edades.
Francia, verano de 1944. Con nueve años, Mainou acaba de perder a su madre mientras daba a luz a su hermana pequeña. El compungido padre se ve obligado entonces a enviar a Mainou a Lorena, con su abuela, al otro lado de la línea de demarcación, escondido en un carro de heno. Allí, en la granja familiar, tratará de retener los últimos suspiros de su infancia mientras la realidad lo empuja a evadirse: el miedo, la pena, la guerra. Junto a esa familia que aún no conocía, y a los misteriosos sucesos que los rodean, el niño se confía a la imaginación para atravesar el duelo y sobrevivir a los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
Un guionista en plena crisis creativa y conyugal acaba de llegar —acompañado de su mujer y de su hija— a una flamante casa de montaña. Es diciembre. El frío blancoazulado de los glaciares, los bosques ocultos por una espesa bruma, el fluir de un río y un profundo y silencioso valle prometen, al fin, un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para finalizar un guion que se le resiste y para intentar reconciliarse con su mujer.
Sin embargo, algo pasa en la casa. Poco a poco los contornos de la realidad comienzan a difuminarse y lo que parecía una escapada idílica se convierte en una inquietante espiral de comportamientos disfuncionales.
Deberías haberte ido es una lectura sobrecogedora. Un relato claustrofóbico donde la realidad se tiñe de surrealismo y el terror no se presenta con sobresaltos, sino como un siniestro sueño cuyas piezas no acaban de encajar.