Además de novelista, Philip K. Dick fue un prolífico autor de cuentos y relatos, muchos de los cuales han sido llevados al cine en los últimos tiempos. Él mismo reunió sus narraciones breves en cinco volúmenes que ahora recuperamos en una edición revisada.
Esta quinta entrega recoge 24 relatos escritos entre los años 1963 y 1980. Se trata de auténticas joyas literarias donde quedan patentes las constantes obsesiones del autor: la muerte, la alienación, la locura, la religión y la represión, y la naturaleza esquiva de la realidad. De lectura ágil y entretenida, este libro nos invita a adentrarnos en el fascinante universo dickiano.
Sobre el diseño de portada:
Para la última entrega, se ha seguido con la línea de los anteriores tomos, esta vez con una forma que recuerda una especie de estación espacial.
Además de novelista, Philip K. Dick fue un prolífico autor de cuentos y relatos, muchos de los cuales han sido llevados al cine en los últimos tiempos. Esta tercera entrega recoge 23 relatos que Philip K. Dick escribió en poco más de un año, antes de la publicación en 1956 de su primera novela, Lotería solar.
Se trata de auténticas joyas literarias que destilan la magia propia de Dick y donde quedan patentes sus constantes obsesiones: la muerte, la alienación, la locura, la religión y la represión, y la naturaleza esquiva de la realidad.
De lectura ágil y entretenida, este libro nos invita tanto a adentrarnos en el fascinante universo dickiano como a observar la evolución del luminoso talento de uno de los escritores más relevantes del siglo XX.
Además de novelista, Philip K. Dick fue un prolífico autor de cuentos, muchos de los cuales han sido llevados al cine en los últimos tiempos. Él mismo reunió su producción breve en cinco volúmenes que recuperamos en una edición revisada.
Esta primera entrega recoge 25 relatos escritos entre 1951 y 1952, auténticas joyas literarias que destilan la magia propia de Dick y donde quedan patentes sus constantes obsesiones: la muerte, la alienación, la locura, la religión y la represión, y la naturaleza esquiva de la realidad.
De lectura ágil y entretenida, este libro nos invita tanto a iniciarnos en el fascinante universo dickiano como a observar la evolución del luminoso talento de uno de los escritores más relevantes del siglo XX.
No se puede huir eternamente...
Caitlyn Sullivan, hija de la realeza de Hollywood, ya era toda una estrella con solo diez años, aunque todavía disfrutaba jugando al escondite con sus primos en la casa familiar de Big Sur. Y fue durante uno de esos juegos cuando la secuestraron.
Sin embargo, Cate logró escapar y buscó refugio en un rancho cercano. Allí la encontró Dillon Cooper, apenas un adolescente, y, tras oír su historia, la ayudó a reunirse con su familia.
Con su milagroso regreso, la traición quedó al descubierto. Alguien en quien Cate confiaba se reveló como el culpable del crimen y, para protegerla, su familia la envió a Irlanda.
Años más tarde, Cate regresa al fin a Los Ángeles para descubrir que en la noche de su secuestro plantó dos semillas: la de un amor increíble y la de una venganza terrible.
«Esta es una antología de media docena de autores muy distintos que tienen un solo nombre de marca: Fogwill. Y que permite la entrada por cualquier extensión, por cualquier tono, por cualquier estructura, escondiendo bajo su eficiente capacidad de entretener, de fascinar, e incluso de asustar, que contiene seis o siete de los mejores cuentos de la literatura argentina.»
Elvio E. Gandolfo
Julio Cortázar merodea en los poemarios y cartas de John Keats y traza un retrato entrañable del poeta. Este itinerario multifacético tiene otros invitados, poetas y críticos literarios que los acompañan en el recorrido. El trabajo minucioso sobre la obra del poeta romántico lleva al autor a un diálogo en el que John Keats se pregunta por la tarea poética y la vida, y Cortázar responde extrayendo una verdad que hace propia a su tiempo.
La pluma de Cortázar dibuja así una Imagen de John Keats que no es una biografía, ni es un ensayo, pero que sí podría ser el diario de ese encuentro imaginario. La distancia de dos siglos que los separan se disuelve en este espacio íntimo que crea (Cortázar) como homenaje para John Keats.