En la gélida estepa rusa, los cuentos de hadas han demostrado ser mucho más que meras historias. Y allí, acusada de cometer brujería por recibir el apoyo del rey del invierno, Vasia se enfrenta a una elección imposible: contraer matrimonio o ingresar en un convento.
Para evitar ambos destinos, la joven se viste de hombre y huye a lomos de su fiel semental Solovéi. Pero por el camino un incidente la conduce al palacio real de Moscú, donde se verá envuelta en las intrigas de la corte mientras intenta desentrañar una extraña amenaza y ocultar al príncipe su verdadera identidad. Y entretanto, el rey del invierno continúa brindándole sus consejos, tan útiles como quizá traicioneros...
Pues todo el mundo sabe que la ayuda de los inmortales tiene un precio, y el demonio de las heladas no es una excepción.
La chica en la torre es la esperada segunda parte de la trilogía de El oso y el ruiseñor, una preciosa serie ambientada en la Rusia medieval que ha hechizado a la crítica y a los lectores en más de veinte idiomas.
Sully está, junto a sus colegas astronautas, perdida en el espacio. La misión espacial Aether lleva dos años en órbita y ahora espera instrucciones para el regreso a Tierra. Salvo que esas instrucciones no llegan, solo hay silencio. ¿Por qué todo el mundo en la Tierra parece haber desaparecido?
Puede que, a estas alturas, Augie y Sully sean las únicas personas delante de una radio. Si tan solo consiguiesen contactar, tal vez lograsen ayudarse el uno al otro. Tal vez, con suerte, Sully e Iris podrían volver a casa. Y Augie encontrar la suya.
El viaje a las Cataratas del Iguazú de Federico Benítez y sus hijos ya está arreglado, pero una llamada de último momento altera los planes: una deuda de gratitud, vieja e impostergable, lo obliga a cambiar de rumbo y encaminarse, con esos dos disgustados adolescentes a la rastra, hacia la lejana Patagonia.
En cuatro días de viaje este hombre ensimismado y torpe les contará a los jóvenes una historia oculta que es la suya, la suya y la de su desangelada adolescencia, la suya y la del Primer Torneo Interdivisional de Fútbol del Colegio Nacional Normal Superior Arturo Del Manso, jugado en 1983. Y ese torneo de fútbol, con sus arbitrariedades, con sus trampas, con sus mezquindades pero también con sus grandezas, con sus luces y con sus sombras, será para este muchacho de quince años un laboratorio de la vida, del que saldrá transformado.
Bajo la forma de un relato de viaje, de una novela de iniciación, Eduardo Sacheri nos atrapa en una historia emocionante sobre los vínculos humanos y nos muestra cómo en el inmenso friso del poder puede recortarse de pronto una figura generosa capaz de cambiar el curso de una vida.
Tras el formidable éxito deTaxi, considerada por la crítica como una de las mejores novelas españolas del año 2017, Carlos Zanón sigue ensanchando los horizontes de su universo imaginativo y nos sorprende de nuevo con una historia descarnada sobre tres personajes atrapados entre los hilos afectivos que les impiden llegar a ser ellos mismos.
Sin revelar su identidad, tres músicos talentosos y de cierto éxito -una pareja y su mejor amigo- se embarcan en una gira estival por campings y locales de la costa mediterránea versionando canciones sólo de 1985. A bordo de una impecable Camper California, conducida por un chófer al que apodan vanidosamente Polidori, la banda -compuesta por Jim, Eileen y Cowboy- se lanza a tocar y correr, gozar y sufrir, entre composiciones pop, huesos fracturados y emociones difíciles de manejar. Y a medida que se acercan al final de su recorrido, frente a las costas de Cádiz, los protagonistas se enfrentan a la disyuntiva de quemarse o seguir, pero ya convertidos en otros, sin vuelta atrás.
A partir de algunos referentes de su obra narrativa -la lealtad, el triángulo amoroso, la experiencia de la enfermedad y el arte como redención-, con personajes llenos de matices y vuelo, y un ritmo de vértigo, Carlos Zanón compone enLove Song un agitado viaje sentimental que trasciende cualquier intento de clasificación.
Mercedes Cebrián decide aprender a tocar el violonchelo a una edad a la que, al parecer, ya es tarde para ser principiante. Emprende así una curiosa aventura acarreando en la espalda un instrumento poco popular en España que la lleva desde academias de música y orquestas de aficionados hasta talleres de luthiers que huelen a cocido recién hecho. La autora indaga en la naturaleza de la música, a la par que observa con lupa y cáustico sentido del humor un pequeño mundo donde desfilan talentos en ciernes o aficionados que luchan para sacarle buen sonido a sus instrumentos. Y por el camino nos invita a pasear por una Rusia mental idealizada, con sus instrumentistas y gimnastas virtuosas, por el extraño submundo de los niños prodigio expuestos en las redes por sus madres, o por mesones castizos que sirven platos de toda la vida; desde la España postfranquista hasta la pandémica, en la que, para muchos, dedicar horas a desempolvar una vieja afición ha sido vital para mantener la cordura.
Cocido y violonchelo es ese recinto amplio y cómodo donde la desmesura y la obsesión por las actividades que nos proporcionan placer son atributos de los que enorgullecerse. Este es, en definitiva, un testimonio perspicaz, erudito y ameno de las ganas irrefrenables de sacarle el jugo a la vida.
Regístrese y archívese, aunque se prefiera no hacerlo: Es la noche del 10 de diciembre de 1831 y Allan Melvill cruza a pie el congelado río Hudson.
A partir de las figuras de Herman Melville y de su padre Allan Melvill —surcando días de infancia junto al lecho de un alucinado y noches de escritor crepuscular que ya no empuña pluma ni arpón Melvill sale a la caza del enigma de la siempre huérfana vocación literaria, del legado del estigma familiar, de los navegantes de la ficción y de los náufragos de la realidad.