En pleno invierno, Gabi Martínez se instala como aprendiz de pastor en la Siberia extremeña para experimentar la forma de vida que su madre conoció de niña. Allí sobrevive en un refugio sin calefacción ni agua corriente, al cuidado de más de cuatrocientas ovejas. Pronto conoce a los habitantes de la zona y va impregnándose de sus diferentes maneras de entender el campo. Es entonces cuando decide afrontar un cambio aún mayor. Uno de verdad. A través de una experiencia radical, este libro despierta nuestra conciencia ambiental, nos conecta con aquellos que nos precedieron y nos ayuda a comprender nuestro presente para transformarlo en un estilo de vida más sencillo, en armonía con la naturaleza.
Una novela exquisita con alma de thriller que explora la transmisión de la violencia entre generaciones, por el joven autor más reconocido de Francia.
Después de una larga ausencia, un hombre regresa a la vida de su pareja y su hijo pequeño. Esta segunda oportunidad los lleva a una vieja casa aislada en la montaña donde él mismo creció con un patriarca despiadado. Rodeados de naturaleza salvaje, la madre y el hijo ven al padre extender su control sobre ellos y promulgar las misteriosas leyes de su nueva existencia. Pronto cualquier retorno parece imposible.
El hijo del hombre es una extraordinaria historia, dolorosa y profundamente humana, que explora la transmisión de la violencia de generación en generación y la eterna tragedia que se desarrolla entre padres e hijos,
el trauma, la búsqueda de la identidad o el poder de una naturaleza tan exuberante que deja sin aliento.
«No me siento ligado a nada, salvo a la desprestigiada herencia de Cervantes», afirma orgulloso Kundera. Y a reivindicar esta nobilísima herencia dedica el autor checo estos apasionantes ensayos donde expone su concepción de la novela europea y sus consideraciones sobre su origen —un arte nacido de la risa de Dios— y su problemático futuro. ¿Estará tocando a su fin como género moderno? En esta época de «paradojas terminales», Kundera sostiene que la novela ya no puede vivir en paz con el espíritu de nuestro tiempo: «si aún quiere “progresar” como novela, no puede sino hacerlo en contra del progreso del mundo». Y, a propósito de autores como Rabelais, Cervantes, Flaubert o Musil, discurre sobre el arte de la composición novelesca, la polifonía o la creación de personajes.
París, principio de los años ochenta. Tras escapar de Vietnam y de su paso como inmigrante por Estados Unidos, el protagonista sin nombre de esta historia llega a la capital francesa para intentar labrarse un futuro valiéndose del capitalismo en una de sus formas más puras: el tráfico de drogas. Aunque su vida ya no corre peligro físico, sigue torturándose por su pasado como agente doble y luchando por asimilar la cultura dominante occidental europea. A medida que se une a un grupo de intelectuales y políticos de izquierda, encuentra no solo un estímulo para pasar página, sino también clientes para su negocio. Con lo que no cuenta es con la presencia de otros peligros no previstos, desde la opresión del gobierno a la adicción a las drogas, pasando por un problema aparentemente irresoluble: cómo puede reunir a sus dos amigos más cercanos, Bon y Man, dos hombres cuyas visiones del mundo e ideales son completamente opuestos.
La esperada secuela de El simpatizante, que le valió a Viet Thanh Nguyen el premio Pulitzer de ficción y el reconocimiento mundial de crítica y publico, es a la vez un thriller político repleto de humor y violencia y una inteligente novela de ideas con agudas reflexiones sobre el racismo, el colonialismo y la hipocresía.
Situada en el París a la vez brillante y miserable propiciado por la "monarquía de Julio" de Luis Felipe, que alentó la locura crematística, "El tío Goriot" (1835) es una de las mejores y más célebres novelas de Honoré de Balzac (1799-1850). A través de la historia de este hombre de extracción humilde enriquecido por los aprovisionamientos de cereal durante la Revolución francesa y hundido, paradójicamente, por el ascenso de sus hijas en la escala social, Balzac retrató en ella de forma magistral la ambición, la codicia, la corrupción y el desamor de una sociedad cegada por el afán de enriquecimiento y de títulos, y en la que no hay lugar para la inocencia.
Es una opinión casi unánime entre la crítica que "La Quimera" inicia o, al menos, consolida un cambio de rumbo en la manera de novelar de Emilia Pardo Bazán, caracterizado por los análisis psicológicos minuciosos, el interés por el esteticismo, las tendencias espiritualistas, la apertura al mundo del misterio y la irracionalidad, la defensa del Ideal contra la Razón o el estilo poético e impresionista, entre otros aspectos de notable interés. Inspirada en personajes y sucesos del Madrid reciente, "La Quimera" parte de un fondo autofictivo para construir una sátira social y en palabras de su propia autora "estudiar un aspecto del alma contemporánea" por medio del arte literario.