Tras su exitoso debut con La vida en un minuto, en esta emotiva novela Jose Antonio Lucero nos descubre la valiosa figura de las madrinas de guerra y su olvidado papel en la Guerra Civil.
¿Puede una carta de amor cambiar una vida o detener una guerra?
¿Esperarías esas palabras hasta el final de tus días?
Madrid, 1936. Aurora acaba de cumplir la mayoría de edad y ejerce como enfermera en una ciudad convulsa que resiste al fuego y a las bombas de la guerra. En este clima de violencia, decide contribuir a la esperanza en el frente republicano y comienza a escribirse con un joven soldado, Teófilo, convirtiendose así -como otras muchas mujeres de la epoca- en madrina de guerra.
Un misterioso anuncio de una sola línea en una revista culinaria, sin número de teléfono ni dirección: ¡quienes deseen visitar la taberna Kamogawa tienen que confiar en un toque de magia para llegar hasta ella! Solo los asiduos y los curiosos, guiados por el destino, encuentran el camino hasta el pequeño edificio escondido entre las callejuelas de Kioto.
La pareja formada por el padre y la hija Kamogawa ha empezado a anunciar sus servicios como «detectives de la comida»: mediante ingeniosas investigaciones, son capaces de recrear un plato del pasado de sus clientes, guisos que bien podrían contener las claves de historias olvidadas y promesas de felicidad futura. ¿Les permitirán estos sabores redescubiertos cerrar la puerta a los remordimientos y empezar de nuevo?
Seis veranos para enamorarse. Un instante que les rompió el corazón.
Y un fin de semana que podría unirlos de nuevo.
Nombrada como una de las mejores novelas del verano según Today, Parade, PopSugar, USA Today, SheReads, Buzzfeed, Bookbub, Bustle y muchos más.
Persephone Fraser (Percy para los amigos) pasa los veranos en su moderno piso de Toronto, muy lejos del recuerdo de la resplandeciente orilla del lago de su adolescencia.
Sin embargo, una noche recibe una llamada que la lleva de vuelta a Barry's Bay y a Sam Florek. Durante seis veranos de tardes largas en el bosque y noches cálidas en el restaurante de su familia, Sam y Percy fueron inseparables. Y poco a poco, su amistad se fue convirtiendo en algo más profundo antes de desmoronarse por completo.