Un libro profundamente celebrador. Un canto a los seres tocados por la gracia, capaces de transfigurar la realidad más sencilla en la más sublime.
En Fernando Plata tenemos a un joven poeta cuyo apellido ya indica cierta voluntad alquímica, pues concibe la poesía como transfiguración del sujeto o el objeto, pero desde la pura vigilancia de la conciencia. Y lo que más le importa es reflejar el encanto de la vida y del mundo, en poemas llenos de fuerza y con una dicción hímnica y de fe en esas criaturas del mundo órfico, los altos a los cuales dirige sus himnos. Dotado de profunda imaginación, escribe una poesía visionaria, sometiendo a sus imágenes a una idea rectora, de tal modo que el sentido preside la expresión. Sus ideas de orden proceden de Wallace Stevens, poeta de la imagen no surrealista, pero sí fantasiosa y plena. A Stevens y a Jorge Guillén los celebra como maestros, y su odisea mística está atravesada por el amor y la necesidad de la música. Como señala su prologuista y mentor, José Luis Rey, «Fernando Plata escribe una honda poesía espiritual y nos la entrega como quien ha seguido de cerca al sol hasta la caída de Faetón, para volver a alzarse en brazos de los altos, los seres mágicos y órficos en los cuales la poesía se ha cumplido en plenitud. Y esa plenitud es garantía de salvación. En este primer libro, un libro de himnos para el siglo XXI, el muchacho vigía de la Costa da Morte, con una poesía situada en el límite entre canto y eternidad, ambiciosa y a la vez humilde, nos regala una verdadera aventura del espíritu».
La segunda novela del maestro colombiano es una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda... En El coronel no tiene quien le escriba, el autor se alejó del barroquismo faulkneriano de La hojarasca, su obra anterior, y optó por la economía expresiva de un estilo directo y transparente, sin perder la profundidad temática y emotiva que siempre lo caracteriza.
Solemos identificar a María Moliner con su diccionario, «el más completo, útil y divertido de la lengua castellana», según García Márquez. ¿Pero por qué se sentó a escribirlo a los cincuenta años, en plena dictadura franquista? ¿Cómo pudo completar, prácticamente sola, el diccionario de autora más importante de todos los tiempos? Hasta que empieza a brillar cuenta la historia íntima de María Moliner, partiendo de una atractiva premisa literaria: narrar de cuerpo entero a la protagonista a través de su vínculo con la lengua. A la vez, nos propone una sugerente hipótesis: ¿y si su diccionario fuese también una suerte de autobiografía oculta? Esta es la vida novelada de una figura apasionante, retratada desde una infancia difícil hasta un final insospechado, pasando por su extraordinaria labor como bibliotecaria en la República o su polémica candidatura a la Real Academia. Entre la investigación y la imaginación, combinando la comedia, el drama familiar y la tragedia colectiva, se abre paso la historia de una resistencia secreta. Un acto de justicia con el legado de una mujer que vivió a contracorriente y exploró las palabras hasta que empezaron a brillar.
Tirana memoria relata la historia de Haydée, escrita de su puño y letra en el diario que teje y desteje mientras espera a que su marido, Pericles Aragón, salga de la cárcel, y a que su hijo Clemen escape del país. Allí confluyen lo personal y lo político, la atmósfera de creciente violencia y la angustia de la protagonista, inseparables del trauma de la dictadura.
Desmoronamiento retoma a Clemen Aragón en el momento de sus nupcias con Teti, la única hija de un matrimonio hondureño de clase alta, los Mira Brossa, que harán todo lo posible para frustrar la unión. Un retrato demoledor de dos estirpes enfrentadas, espejo de las entonces conflictivas relaciones entre Honduras y El Salvador.
En La sirvienta y el luchador acompañamos a María Elena, la sirvienta de los Aragón, con la que Clemen tuvo un enredo. Ante la desaparición de uno de los descendientes de la familia, en los inicios de la guerra civil, María Elena se enfrasca en su búsqueda, junto a El Vikingo, un exluchador convertido en torturador que tiempo atrás fue su pretendiente.
Magnéticos e irresistibles. En cada uno de los cuentos de El buen mal, Samanta Schweblin nos abduce a otra dimensión donde quedamos en contacto íntimo con sus personajes. Encandilados por el fulgor de la inminente tragedia, vulnerables y profundamente humanos, advierten cuánto podría transformarlos la irrupción de lo inesperado. A algunos los dejará de pie frente al dolor, a otros dialogando con la culpa y a todos atravesados por la incertidumbre. ¿Importa saber qué es verdad? Se trata, de principio a fin, de ser partícipes de un fenomenal artificio literario. Con inédita perspicacia, Schweblin intuye el punto de quiebre de una voluntad, la intensidad premonitoria de un temblor y la lejanía que impone la ternura. Conoce la mejor de las infinitas posibilidades de una historia y el modo de encajar las piezas de una trama para dar con un gran relato que se hunda y proyecte, oscurezca e ilumine el día a día de la época y el alma de quienes la habitan. En su literatura, premiada internacionalmente, los filos entre realidad y ensueño deslumbran como los de un cuchillo.
«… ese mayo de locos que termina esta noche, un clavo ardiente hecho de comunicados rimbombantes y titulares grandilocuentes y gallardías desbordadas…, y la puta necesidad de encajar…».
Buenos Aires, 2 de abril de 1982. Los argentinos amanecen con una novedad mayúscula: “¡Recuperamos las Malvinas!”. Y así comienzan tres meses inolvidables, tres meses en que aquellas islas de los mapas escolares se vuelven el eje de la conmoción social, tres meses en que los protagonistas de esta historia pasarán de la euforia a la desolación. Y comienza también la pesadilla para las familias de Carlitos, Antonio y el Conejo, soldados conscriptos clase 1962 recién licenciados, que son reincorporados y enviados a pelear. A miles de kilómetros del escenario del conflicto, en medio de la desinformación y la publicidad engañosa, la guerra contra los ingleses es una abstracción, un relato borroso y escurridizo que cada quien puebla con sus propias fantasías y preconceptos. Unidos o enfrentados, lúcidos u obnubilados, los personajes de este gran fresco de Eduardo Sacheri atravesarán, junto con los lectores, este período vertiginoso, contradictorio y plagado de significados de la historia argentina reciente.