Freddy Frenger, Jr., un encantador psicópata de California, acaba de aterrizar en Miami con los bolsillos llenos de tarjetas de crédito robadas y ganas de armarla gorda. Después de una condena en San Quintín, quiere empezar de nuevo en otro estado sin que lo consideren reincidente. En su camino se cruza el sargento Hoke Moseley, un policía con una vida desastrosa, un coche abollado y un aspecto desaliñado, pero implacable en su trabajo. Criminal y policía intuyen que la ciudad no es suficientemente grande para los dos, pero Freddy es quien golpea primero: le roba al sargento su placa, su arma y su dentadura postiza. El duelo está servido.
Michael Hudson acaba de salir de la cárcel. Se ha librado de una condena larga gracias a Phil Ornazian, un detective que ha movido los hilos para que retiren la denuncia que pesaba sobre el chico. Decidido a reformarse, Michael quiere buscar un trabajo honrado y llevar una vida tranquila en Washington D. C. Pero Ornazian quiere que le devuelva el favor, y le presiona para que le ayude a dar un último golpe…
Hasta el final de su vida, y durante más de diez años, Publio Virgilio Marón (70-19 a.C.) estuvo dedicado a la composición de la Eneida, unánimemente reconocida como el más perfecto exponente del clasicismo romano. Virgilio pretendió con ella ofrecer al público romano la gran epopeya de sus orígenes, que sirviera al tiempo como justificación y exaltación del nuevo régimen impuesto por el emperador Augusto. El resultado sería esta magistral combinación entre el pasado legendario de Roma y su historia reciente.
No hay, probablemente, en toda la literatura occidental una obra más rica en motivos que la Odisea, compuesta a finales del siglo viii a. C. por un gran poeta que llamamos Homero. Aunque compuesto en hexámetros y según las técnicas tradicionales de la composición oral, el Poema de Ulises es mucho más moderno y vario que un cantar de gestas guerreras. Es, como se ha dicho muchas veces, un primer relato de aventuras casi novelescas, con diversos registros y ambientes, como es también diverso y versátil su protagonista, Odiseo. Sus grandes lances son bien conocidos por todos, incluso por quienes no han leído la obra, pero tener acceso a una traducción rítmica tan cuidada como la que ofrece este volumen, pulida a lo largo de muchos años, acentúa el placer de sumergirse en este texto.
La historia humana está plagada de individuos cuyos nombres perdurarán por siempre; hay otros tan icónicos que se los conoce solo por su nombre de pila. Pero existe otra categoría, la de aquellos que ni siquiera pueden ser nombrados y para quienes basta con una letra: a ella pertenece Benito Mussolini.
Esta es la biografía novelada de un hombre y, a través de él, también la de una época entera, la del surgimiento del fascismo. Pero M. El hijo del siglo es sobre todo una historia vibrante, hipnótica, con la profundidad de un ensayo y el ritmo narrativo de la mejor ficción contemporánea, sobre cómo una sociedad decidió entregarse a los delirios de grandeza de un solo hombre.
Meg quiere casarse con un buen hombre y formar una familia; Jo sueña con convertirse en una escritora famosa; Beth se conforma con tener siempre un piano junto a ella con el que poder deleitar a su familia, y Amy está firmemente decidida a entrar a formar parte de la alta sociedad. Ellas son las hermanas March, cuatro mujercitas en trance de convertirse en adultas, abiertas a la vida y sus complicaciones, en plena educación sentimental. Esta deliciosa, divertida y emotiva historia, escrita sobre el lienzo de un salón burgués y con el telón de fondo de la guerra de Secesión, es la obra maestra de Lousia May Alcott, un ejemplo incomparable de novela de aprendizaje y un clásico inmortal leído con entusiasmo generación tras generación. La autora logro plasmar el crecimiento intelectual y emocional de sus mujercitas desde el espíritu de libertad individual y autenticidad o self-reliance que defendía el trascendentalismo, con una visión tan adelantada a su época que aun hoy conserva toda su frescura.