Alekséi Ivánovich es el joven preceptor de la familia del general Zagorianski. Está enamorado de la hijastra de éste, lo que le lleva a actuar con una total falta de voluntad: se juega todo su dinero a la ruleta, pues cree que así logrará agradar a la joven. Pero la abuela de ésta también se jugará su fortuna en el casino y lo perderá todo, dejando a la familia entera en una grave situación económica.
La tarde del 12 de agosto de 1979, los hermanos Nicolás y Hugo y la pequeña Blanca desaparecen en una localidad del Baixo Miño. La niña es encontrada a la mañana siguiente dentro de una cesta de mimbre en la orilla opuesta del río sin recordar nada de lo ocurrido. Pese a la intensa búsqueda, los cuerpos de los dos niños nunca aparecen.
Veinticinco años después el hallazgo de unos restos óseos en un yacimiento arqueológico apunta a que se trata de los dos hermanos desaparecidos. A partir de entonces, Blanca y el periodista Lois Lobo inician una compleja búsqueda para descubrir qué sucedió a través de los caminos engañosos de la memoria y de los tabúes de una sociedad hermética acostumbrada a que los trapos sucios se laven en casa.
Lola ha aprendido desde muy pequeña a ser fuerte e independiente.
Trabajar como subinspectora en la comisaría donde su padre es el jefe ha reforzado esos rasgos de su carácter.
Ella solo quiere a los hombres para una cosa, y así le va muy bien, hasta que lo conoce a él.
Cuando Nacho se incorpora a su nuevo destino laboral, lo último que espera es encontrase allí a Lola, la mujer con la que se había acostado la noche anterior.
Además, aún no saben que les tocará colaborar en un complicado caso, con mafia rusa incluida.