Un vibrante retrato de Damasco en los años posteriores a la independencia, cuyos protagonistas son un reputado calígrafo, una mujer de gran belleza y un joven cristiano de noble carácter.
En las populosas calles de la ciudad vieja, el rumor se extiende como una marea: Nura, la joven y bella esposa del afamado calígrafo Hamid Farsi, se ha fugado de casa sin dejar rastro. De inmediato, cientos de voces especulan sobre los motivos de tal desplante. ¿Habrá sucumbido al insistente ruego del célebre donjuán Nassri Abbani, que para conquistar la única pieza que se le resiste ha acudido nada menos que al marido de su presa para que le escriba fogosas cartas de amor? ¿O habrá huido tal vez de la asfixiante vida conyugal a la que la sometía su esposo, seducida por el embrujo de algún joven dispuesto a compartir el amor por los libros, la libertad y el gozo de vivir? Quizá la respuesta esté en el propio Hamid, que guarda un secreto que podría ocultar la clave del misterio.
En esta historia, tan picara como moral, a pesar de la advertencia del autor, nos habla Zweig de la idea del doble, en este caso representado por dos hermanas: Sophia (la razón) y Helena (la pasión). Ambas compiten por recuperar, cada una a su manera, el esplendor perdido de su familia. Una, a través de la virtud, la otra, a través de la pasión. Pero ¡cuan delgada es la línea que separa la templanza de la voluptuosidad! Precisamente esto es lo que Helena pretende averiguar cuando pone a prueba a su hermana, sin sospechar el sorprendente final que el destino le depara.
Tokio blues. Norwegian Wood: Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe escucha una vieja canción de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años sesenta. Recuerda entonces con melancolía a la misteriosa Naoko, la novia de su mejor amigo de la adolescencia. El suicidio de éste les distanció durante un año, hasta que se reencontraron e iniciaron una relación íntima. Sin embargo, la aparición de otra mujer en su vida lleva a Toru a experimentar el deslumbramiento y el desengaño allí donde todo debería cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. Haruki Murakami nació en Kioto en 1949. Autor de culto y con grandes ventas, es el escritor japonés de mayor prestigio, tanto en su país como en el exterior, y ha recibido premios como el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Frank O'Connor y el Franz Kafka. Tusquets Editores ha publicado sus títulos Crónica del pájaro que da cuerda al mundo; Sputnik, mi amor; Al sur de la frontera, al oeste del Sol, y Kafka en la orilla. Con Tokio blues, Murakami mereció el reconocimiento en el mundo entero.
La mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que ella misma eligió: una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y de su ser mismo cuando el amor le es rehusado. Sería en vano buscar moralejas en estos relatos; proponer lecciones, no; mi intención ha sido totalmente diferente. No se vive más que una sola vida, pero, por la simpatía, a veces es posible salirse de la propia piel. Me siento solidaria de las mujeres que han asumido su vida y que luchan por lograr sus objetivos; pero eso no me impide, al contrario, interesarme por aquellas que, de un modo u otro, han fracasado y, en general, por esa parte de fracaso que hay en toda existencia.
María Antonieta nació en Viena en 1755, hija del emperador austríaco Francisco I y de María Teresa. En mayo de 1770 contrajo matrimonio, cuando tenía catorce años, con Luis XVI de Francia. De nuevo la destreza de Stefan Zweig para el retrato y su finísima comprensión del alma humana se unen para dibujar un cuadro extraordinario de la más famosa víctima de la guillotina: su tormentosa llegada a Versalles, la frustración ante la frialdad de su esposo, su apasionado romance con el conde Von Fersen y, finalmente, el caos y el terror que la revolución trajo consigo.