William Shakespeare es en muchos aspectos uno de los autores más fértiles de la literatura universal. Su obra ha dado una innumerable cantidad de reflexiones, aforismos, pensamientos de gran belleza y versos de enorme fuerza poética. Ángel-Luis Pujante, traductor y estudioso de la obra de Shakespeare, ofrece aquí una valiosa selección de sus citas más importantes. La presente antología refleja la impresionante variedad de registros que exhibe la obra del bardo inglés. En este sentido, viene a subsanar un sesgo histórico que solo permitía acceder al Shakespeare grave, sabio y sentencioso, y, sin ocultar la gran carga humorística que hay en sus obras, ofrece una imagen del autor que se ajusta al maravilloso poliedro que es el gran dramaturgo inglés.
En esta edición se añade a cada cita el título de la obra, y el acto y la escena de la que procede, así como el nombre del personaje hablante y, cuando es conveniente o necesario, también una breve nota contextual. Con más de 400 citas breves, y 32 pasajes selectos, el número total de citas de Shakespeare aquí reunidas es superior al de las recogidas en las escasas antologías publicadas hasta ahora en España.
No son en realidad cien relatos (uno para cada año) los que componen el libro, sino más bien cien viñetas, cien escenas, cien grabaciones que reflejan, cada una, un momento histórico determinado.
En esta supuesta transcripción de múltiples voces que recorren escalas sociales y geografías diversas, no hay nada de moralizador, aunque se advierta siempre detrás un pensamiento crítico y una ironía. «Yo, intercambiado conmigo, estuve presente año tras año», es el comienzo significativo.
Como de costumbre, Grass confía en sus lectores y no cree necesario explicarles cada personaje ni decirles en qué contexto han de situar cada frase, sabiendo que su libro podrá leerse a distintos niveles de conocimientos históricos y experiencia política.
En 1857, Tolstói asiste por casualidad en París a una ejecución pública. Aquel hecho, trivial en la época, supuso para el escritor la caída de un velo. Ese mismo día escribe a un amigo, le relata el terrible espectáculo y concluye: «La verdad es que el Estado es una conspiración diseñada no sólo para explotar, sino sobre todo para corromper a sus ciudadanos. De ahora en adelante, nunca serviré a ningún gobierno en ninguna parte». Había nacido un nuevo Tolstói. Pero el camino será largo. Cuatro años después, visita al gran pensador anarquista Pierre-Joseph Proudhon, exiliado en Bélgica. Ambos pasan noches enteras hablando. Bajo su influencia, Tolstói regresa a Rusia y decide asentarse en el campo, donde acaba de abolirse la servidumbre, en busca de una vida más honesta y con un mayor compromiso social. Sin embargo, un día regresa a Moscú. Y lo que encuentra allí supera to do lo imaginable. Es un viaje al otro lado de la realidad. Es el viaje que se cuenta en este libro y que convirtió al gran literato que había sido hasta entonces en el intelectual revolucionario que fue hasta su muerte. Un libro-bisagra. Un libro-dinamita.