Toni Morrison, ganadora del Premio Nobel de Literatura 1993, parte de la realidad de una chiquilla desgraciada para tratar temas como el concepto de belleza impuesto, la voz femenina o la infancia truncada, y lo consigue con una historia dura y deliciosa al mismo tiempo.
Pecola es una niña pequeña que vive con sus padres y tiene una prima que se llama Claudia. Le gustan las muñecas y las caléndulas, que no le gustan a nadie excepto a ella. Pecola es negra y cree que es fea porque no se parece a Shirley Temple. Y tiene un truco para desaparecer cuando sus padres se pelean o su padre la molesta por las noches: piensa que tiene unos preciosos ojos azules, que todo el mundo admira su belleza y que las otras niñas la envidian. Pero ese sueño nunca se convertirá en realidad y Pecola seguirá atrapada en la triste vida que le ha tocado en suerte.
Charlie es una niña rubia, de ojos azules, educada y cariñosa. Pero también es piroquinética. Sí, puede encender fuego a distancia, desde inofensivas fogatas hasta hogueras voraces. Y si posee estas capacidades a los siete años, horroriza pensar en sus poderes destructores cuando sea adulta. Aunque, la verdad, tiene pocas probabilidades de llegar a la edad adulta. Porque el servicio secreto norteamericano encargado de realizar investigaciones científicas y paracientíficas para su aplicación militar ha decidido estudiar a Charlie y luego eliminarla, tal como estudió y eliminó a sus padres después de haberlos utilizado en sus experimentos...
Estos relatos tempranos de quien posteriormente sería premio Nobel fueron escritos y publicados entre 1947 y 1955, aunque, como libro, Ojos de perro azul no aparecería hasta 1974, cuando ya el escritor había publicado otros dos libros de relatos y cuatro novelas, de las que la última, Cien años de soledad, le proporcionaría su primer gran éxito internacional.