Los clásicos son, para Italo Calvino (1923-1985), aquellos libros que nunca terminan de decir lo que tienen que decir, textos que «cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad». Y ése es el convencimiento que anima a Italo Calvino a comentar los «suyos», según su criterio de que el clásico de cada uno «es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él». Así, mezclados en el tiempo y en la historia de la literatura universal, el lector descubre las lecturas de Italo Calvino. El resultado de todo ello es una obra que se ha convertido, a su vez, en un clásico.
Durante una tranquila partida de golf, Bobby Jones, hijo del vicario de Marchbolt, desvía sin querer la pelota hacia un acantilado. Mientras la busca, descubre a un hombre moribundo y deducen que la niebla fue la causante de su caída. Momentos antes de morir, el hombre susurra una misteriosa pregunta: «¿Por qué no le preguntan a Evans?» En un intento de identificar a la víctima, una vez se concluye que la muerte fue accidental, encuentran en su bolsillo la foto de una mujer. Bobby comienza a plantearse que quizá lo que parecía un accidente es, en realidad, un asesinato. Iniciará entonces, junto con su amiga Frances Derwent, gran aficionada a resolver misterios, una investigación para descubrir la verdad.