Pepita Piquer no recuerda que su hermana Flora o su amiga Anita, con quien conversa a menudo, fallecieron hace muchos años. Tampoco que tiene cuatro hijos o que ya no trabaja en la tienda de ropa de la calle Trafalgar como cuando era joven. Pese a que una de sus obsesiones durante su vida fue que sus hijos le juraran que nunca la ingresarían en una residencia, el alzhéimer ha hecho estragos y pasa sus últimos días en un geriátrico del Eixample. El impacto que para su hijo David, profesor de literatura en la universidad, supone el diagnóstico y la nueva situación de su madre es el detonante para que empiece a escribir una novela.
A través de una estructura fragmentaria, el autor cuenta en primera persona la experiencia de la enfermedad de su madre y su vida en el geriátrico, junto con variopintas historias de otros residentes y reflexiones acerca de la memoria y el relato que hacemos de nuestro pasado en esta magnífica nouvelle, la primera incursión en el género del autor.
Lady Grace Fairfax, witch, knows that something foul is at play that someone had betrayed Anne Boleyn and her coven. Wild with the loss of their leader and her lover, a secret that if spilled could spell Grace’s own end she will do anything in her power to track down the traitor. But there’s more at stake than revenge: it was one of their own, a witch, that betrayed them, and Grace isn’t the only one looking for her. King Henry VIII has sent witchfinders after them, and they’re organized like they’ve never been before under his new advisor, the impassioned Sir Ambrose Fulke, a cold man blinded by his faith. His cruel reign could mean the end of witchkind itself. If Grace wants to find her revenge and live, she will have to do more than disappear.
«Elena Poniatowska entiende sus crónicas como un radar de voces que no deben perderse.» (Juan Villoro)
Octubre de 1921. Angelina Beloff, pintora rusa exiliada en París, envía una carta tras otra a su amado Diego Rivera, su compañero desde hace diez años, que la ha dejado abandonada y se ha marchado a México sin ella. Angelina, a quien Diego se dirige con el diminutivo de Quiela, fue la primera esposa del muralista mexicano y una excelente pintora, eclipsada por el genio de su marido. Su relación, marcada por la pobreza y por la tiranía de Rivera, fue tormentosa, y la adoración de Quiele, incondicional. Brutal, ególatra, irresistible, Rivera se nos dibuja como un monstruo que hace su voluntad en el arte y el amor. «Ella me dio todo lo que una mujer puede dar a un hombre», diría Rivera. «En cambio, recibió de mí todo el dolor en el corazón y la miseria que un hombre puede causarle a una mujer.»
Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, firma en "Querido Diego, te abraza Quiela" uno de los más conmovedores, delicados y brutales testimonios de amor y dependencia jamás escritos. Una nouvelle rescatada por Impedimenta en edición especial.