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SEDA BLANCA, FUEGO MALVA

Una novela de fantasía de inspiración asiática. La princesa Jisun de la dinastía Beongae, hija de las Tormentas, ha desaparecido.Todo empezó con el atentado: un infierno de llamas malvas que ni siquiera los monjes del Sol lograron controlar. Nadie sabe quién está detrás, ni tampoco que la princesa ha desaparecido. Su hermano, el príncipe Jisoo Beongae, ha de encontrarlos a ella y a sus secuestradores, y deberá hacerlo en secreto, pues los responsables del fuego malva podrían esconderse en cualquier parte: en las otras dinastías, en ese barco del Continente que ha arribado a las costas losbitas por primera vez en dieciséis años…o entre las sombras del propio palacio Beongae. Por desgracia, Jisoo se verá obligado a aceptar a tres compañeros de viaje: Aiya, una monje del Sol, rival de los Beongae; Dharani, una descarada bailarina que domina la magia del Eco, y Conreth, un extranjero venido del Continente en misteriosas circunstancias. Mientras tanto, en algún lugar del imperio, Bian, una joven sin magia, hace germinar una flor.
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SEGUNDO LIBRO DE CRONICAS

La vida en todas sus formas, las anécdotas de infancia y el recuerdo de amigos desaparecidos, una calle de Lisboa, un árbol en el jardín familiar, un viaje a Italia, una noche en un hotel de Munich, la entrega de un premio literario, la inspiración, la dificultad de escribir... La vida de António Lobo Antunes en todos sus aspectos conforma el universo de las crónicas que el autor portugués viene ofreciendo desde hace años en distintas publicaciones periódicas de todo el mundo. Estas crónicas, y las que se publicarán en sucesivos volúmenes, representan lo más parecido a la autobiografía de uno de los escritores cruciales del panorama literario mundial.
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SEGUNDO LIBRO DE LOS OLVIDOS

Este es el tren de Alfonso. Aquí va Alfonso en su tren pasando por el país de la Poesía. Pasan pueblitos, ciudades, países, épocas, gentes, sueños, fracasos, muchos fracasos y sueños de nuevo; pasa todo lo que, gracias a Dios, es todavía, y lo que fue o está lejos o aún no ha sido. Es el viaje de un príncipe de la nostalgia, de un mago de la palabra, de uno de los grandes elegíacos de la América de estos tiempos, que, sin embargo, en algún momento de humildad extrema, ha dicho de sí mismo: «Fui apenas un hombre tontamente triste». El mismo mago, el mismo gran poeta que, dos curvas del tren más allá, volviendo sobre sí mismo, confesará, melancólico: «He cambiado tantas veces de casa, he vivido tantas vidas». No es este, pues, pasajero, como enseguida comprenderás, el tren que va, es el tren que vuelve, que seguirá pasando eternidad tras eternidad, de ahí sus aullidos, su estrépito, su desafuero de gran viaje del corazón. Acomódate junto a tu ventanilla, y siéntelo.
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