Tras un desengaño amoroso, Elisa está decidida a retomar las riendas de su vida e ir tachando propósitos de su lista de objetivos: seguir siendo la mejor en su empleo, casarse, formar una familia, mudarse a una bonita casa a las afueras… ¿El problema? Todavía no ha conocido al futuro padre de sus hijos. Pero ella no es de las que se rinden tras un fracaso y tiene muy claro qué tipo de hombre desea a su lado. Para empezar, uno que no se parezca en nada al abogado con el que debe competir en su trabajo, ese que está poniendo a prueba toda su paciencia.
Jack Helker es tan atractivo como borde. A pesar de su sonrisa insolente y de que es el típico hombre que debería venir con un cartel en la frente en el que pusiese «no tocar», Elisa es incapaz de ignorar el deseo que siente cada vez que él está cerca. Y, entre rocambolescas citas, Froot Loops y noches imprevistas, empezará a reconsiderar que a veces «perder el control» también tiene sus ventajas.
«Quizá la princesa no encuentre a un caballero a lomos de un corcel cuando se asome a la ventana de la torre, pero tal vez sí tropiece con un seductor chico de ojos grises el día que se atreva a dejar atrás los seguros muros del castillo».
Un futuro planificado. Un abogado seductor y canalla.
¿Conseguirá Elisa retomar las riendas de su vida?
Tras un desengaño amoroso, Elisa está decidida a retomar las riendas de su vida e ir tachando propósitos de su lista de objetivos: seguir siendo la mejor en su empleo, casarse, formar una familia, mudarse a una bonita casa a las afueras… ¿El problema? Todavía no ha conocido al futuro padre de sus hijos. Pero ella no es de las que se rinden tras un fracaso y tiene muy claro qué tipo de hombre desea a su lado. Para empezar, uno que no se parezca en nada al abogado con el que debe competir en su trabajo, ese que está poniendo a prueba toda su paciencia.
Jack Helker es tan atractivo como borde. A pesar de su sonrisa insolente y de que es el típico hombre que debería venir con un cartel en la frente en el que pusiese «no tocar», Elisa es incapaz de ignorar el deseo que siente cada vez que él está cerca. Y, entre rocambolescas citas, Froot Loops y noches imprevistas, empezará a reconsiderar que a veces «perder el control» también tiene sus ventajas.
Tamayura contiene diez relatos con historias que se entrelazan, a veces porque los protagonistas comparten el mismo nombre, otras por su carácter sutilmente sobrenatural, y casi siempre porque tienen el amor —y el dolor que nace de él— como tema central. Cada uno de ellos fue publicado primero en revistas literarias entre 1951 y 1956, años en los que la pobreza y la desolación de un Japón en ruinas traumatizaron a una generación abatida por la derrota en la Segunda Guerra Mundial.
En estos relatos, como en muchas de las obras posteriores de Yasunari Kawabata, la guerra y la rendición de su país marcan un antes y un después en la vida de los personajes, y son hechos históricos que están omnipresentes como telón de fondo. El propio autor los seleccionó para su publicación en esta antología que ve la luz por primera vez en castellano.
Maestro en el arte de desvelar lo extraordinario en lo ordinario, «leer a Yasunari Kawabata es como experimentar un haiku en forma de prosa: conciso, evocador y profundamente conmovedor» (The Independent). Uno de los grandes autores nipones del siglo xx y el primero en recibir el Premio Nobel, «su literatura actúa como un puente entre los paisajes serenos de Japón y las complejidades universales del corazón humano» (The Washington Post).