Florence Grimes siempre toma las peores decisiones. Soltera, sin dinero y frustrada tras el humillante final de su carrera musical, lo único que la motiva para levantarse de la cama todas las mañanas es Dylan, su hijo de diez años. Hasta que Alfie Risby desaparece misteriosamente durante una excursión con el colegio y Dylan se convierte en sospechoso. Por primera vez en su vida Florence tiene que hacerse cargo de una tarea y cumplirla hasta el final: debe encontrar a Alfie y limpiar el nombre de su hijo si no quiere perderlo para siempre. El único problema de Florence es que todas las madres del colegio la odian. Y por si fuera poco, tiene razones para pensar que tal vez Dylan no es tan inocente como a ella le gustaría creer.
Una historia de amor para dos cuerpos.
El poemario Todas las noches que fuimos humo trata de una historia de amor que transcurre en una habitación de hotel en la Gran Vía madrileña en el espacio de una noche de verano.
Los dos protagonistas se citan para cenar al caer el sol y se despiden a primera hora de la mañana siguiente cuando amanece.
Esa noche ambos pasan por diferentes estados de ánimo, algunos compartidos y otros secretos, y se entregan a lo que sucede debajo de las sábanas: lo íntimo, lo privado, el deseo, la soledad, el miedo y la ternura.
Dashiell Hammett escribió solo cinco novelas, pero con ellas marcó el rumbo que debía seguir todo el género negro a partir deentonces. Supo crear personajes carismáticos y memorables; imaginó historias oscuras dominadas por la falsedad, la corrupción y el vicio; y recreó atmósferas violentas y recargadas que aún hoy resultan impactantes. Desde la legendaria El halcón maltés, protagonizada por Sam Spade, hasta la sofisticada El hombre delgado, pasando por las imprescindibles obras narradas por el impenetrable agente de la Continental (Cosecha roja, La maldición de los Dain) y La llave de cristal, todas las novelas de Dashiell Hammett suponen una cita ineludible para cualquier amante del género. Como dijo de él Raymond Chandler: «todo lo que hizo lo hizo de un modo soberbio».