"Un poco de odio", la esperada nueva novela de Joe Abercrombie, que da inicio a la trilogía "La era de la locura", nos lleva de nuevo al mundo de "La Primera Ley".
Años después, la era de la máquina está llegando al Círculo del Mundo, pero la era de la magia se niega a morir. Las chimeneas de la industria se elevan sobre Adua y el mundo bulle de nuevas oportunidades. Pero las viejas rencillas no se han olvidado.
En las castigadas fronteras de Angland, Leo dan Brock lucha por conseguir la fama en el campo de batalla y derrotar a los ejércitos de Stour Ocaso. Para ello espera recibir ayuda de la corona, pero es mejor no contar con el hijo del rey Jezal, el irresponsable príncipe Orso.
Savine dan Glokta (influyente inversora e hija del hombre más temido de la Unión) planea llegar a la cumbre del montón de escoria de la sociedad empleando los medios que sean precisos. Con lo que ella no cuenta es que ningún dinero podrá poner coto a la ira que va a estallar en los suburbios. Con ayuda de la montañera Isern-i-Phail, Ikke trata de controlar el don, o la maldición, del ojo largo.
Ver el futuro es una cosa, pero cambiarlo, cuando el Primero de los Magos sigue manejando los hilos, es otra muy distinta.
La ciudad de Visegrad (Bosnia), situada a orillas del río Drina, tuvo un momento de esplendor en la Edad Media por constituir un puente de tránsito entre el mundo cristiano y el islámico. Esta novela recoge la historia de esa comunidad plural y conflictiva, tomando como pretexto narrativo el gran puente de piedra que cruza el río, lugar de encuentro y paseo para sus habitantes. La larga crónica abarca desde el siglo XVI hasta principios del xx, y nos da cuenta de las tensiones y enfrentamientos que se suceden y heredan de generación en generación.
Un libro en el que se entrecruzan el arte, la literatura y la vida: la confirmación del inmenso talento de María Gainza.
Una noche, durante su estancia bonaerense para el rodaje de su película Tetro, Francis Ford Coppola le dijo a María Gainza: «El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede lanzar todas sus flechas de joven, o lanzarlas de adulto, o incluso ya de viejo. También puede ir lanzándolas de a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería lo ideal, pero ya sabés que lo ideal es enemigo de lo bueno».
Además de Coppola, en Un puñado de flechas asoman una acuarela de Cézanne sustraída de un museo de Buenos Aires, la casa de un coleccionista, un paseo por el Walden Pond de Thoreau, las enigmáticas pinturas de Bodhi Wind en piscinas californianas que aparecían en la no menos enigmática Tres mujeres de Robert Altman, los óleos del pintor catalán Nicolás Rubió en los que evocaba el pueblo francés donde pasó la guerra civil española, la vida cosmopolita y la memoria de la escultora María Simón, las andanzas del pintor Francis Hopkinson y su asistente Moon en México y un cuadro maldito de Tiziano oculto en Tzintzuntzan…