Para Byeon Siu, no existe otra cosa más importante que mantener las apariencias de cara a su madre: un perfil alto en sus estudios, una carrera universitaria, hacer que cada paso cuente y asegurar su futuro. Sin embargo, su vida meticulosamente organizada se ve sacudida cuando se topa con Enzo Luna, el hermano mayor de su mejor amiga, Zoe. Enzo y ella jamás se han llevado bien, por lo que Siu siempre ha mantenido las distancias con él. Pero, con su carisma despreocupado, un talento natural y su popularidad abismal, Enzo desafía todas las normas que Siu se ha impuesto.
A pesar de su resistencia inicial, Siu se encuentra atrapado entre su ambición y la atracción que siente por él. Un extraño giro del destino hace que ambos deban pasar más tiempo juntos y Siu empieza a darse cuenta de que Enzo no es solo el chico despreocupado que aparenta ser. Detrás de su sonrisa encantadora y su actitud relajada, hay inseguridades y sueños que resuenan con los suyos propios, revelando un mundo que hasta ahora le había estado prohibido.
Cuando las cosas empiezan a encajar y los secretos del pasado emergen, un solo deseo bastará para cambiarlo todo. Y será ahí cuando una nueva historia dará comienzo.
La ciudad de Visegrad (Bosnia), situada a orillas del río Drina, tuvo un momento de esplendor en la Edad Media por constituir un puente de tránsito entre el mundo cristiano y el islámico. Esta novela recoge la historia de esa comunidad plural y conflictiva, tomando como pretexto narrativo el gran puente de piedra que cruza el río, lugar de encuentro y paseo para sus habitantes. La larga crónica abarca desde el siglo XVI hasta principios del xx, y nos da cuenta de las tensiones y enfrentamientos que se suceden y heredan de generación en generación.
A ella se le encarga trabajar como «puente»: vivir con, ayudar y supervisar al expatriado conocido como «1847» o comandante Graham Gore. En lo que respecta a la historia, el comandante Gore murió en la condenada expedición de Sir John Franklin al Ártico en 1845, por lo que está un poco desorientado al vivir con una mujer soltera que muestra regularmente sus pantorrillas, rodeado de conceptos extravagantes como «lavadora», «Spotify» o «el colapso del Imperio Británico». Pero con un apetito por descubrir, un hábito de fumar siete cigarrillos al día y el apoyo de un encantador y caótico elenco de compañeros expatriados, pronto se adapta.
Pero lo que el puente pensó que sería, en el mejor de los casos, una complicada e incómoda dinámica de compañeros de piso, evoluciona hacia algo mucho más profundo.