En 1919, el tratado de Versalles puso fin a la I Guerra Mundial, pero llevaba en su seno la semilla de una nueva guerra. A partir de entonces Europa emprendió una carrera acelerada hacia su propia destrucción, con Alemania rearmándose a marchas forzadas y el resto del mundo mirando para otro lado. Por ese motivo, cuando estalló la II Guerra Mundial, no fue una sorpresa para nadie. En esta ambiciosa novela gráfica, el guionista Arnaud de la Croix y el dibujante Vicente Cifuentes unen sus talentos para explicar con todo lujo de detalles los prolegómenos y el desarrollo de la II Guerra Mundial.
Cal Donovan, eminente profesor de Historia de las religiones y Arqueología en Harvard, es llamado con urgencia al Vaticano. Debe dar su opinión sobre el misterioso caso de un sacerdote que sufre los estigmas de la crucifixión y afirma tener visiones místicas. Donovan comprueba asombrado que las heridas del religioso son reales y que se parecen a las infligidas a Jesús en la cruz.
La situación se convierte en preocupante cuando el clérigo es secuestrado y Donovan descubre que él no es el único interesado en este supuesto milagro. ¿Por qué una misteriosa sociedad trata desesperadamente de averiguar la clave de los estigmas? La respuesta es un secreto milenario y será una verdadera bomba de relojería si cae en las manos equivocadas.
La señora Dalloway relata un día en la vida londinense de Clarissa, una dama de alta alcurnia casada con un diputado conservador y madre de una adolescente.
La historia comienza una soleada mañana de 1923 y termina esa misma noche, cuando empiezan a retirarse los invitados de una fiesta que se celebra en la mansión de los Dalloway. Aunque en el curso del día acaece un hecho trágico -el suicidio de un joven que volvió de la guerra psíquicamente perturbado-, lo esencial de la obra estriba en que los sucesos están narrados desde la mente de los personajes, con un lenguaje capaz de dibujar los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia y de expresar la condición de la mujer de un modo a la vez íntimo y objetivo.
La última novela de George March es un gran éxito, y nadie se enorgullece tanto de ello como su devota esposa, la señora March, que lleva una vida exquisitamente ordenada en el Upper East Side. Una mañana cualquiera, mientras se dispone a comprar el pan de aceitunas en su pastelería favorita, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de George parece inspirada en ella. Este comentario casual le arrebata la certeza de saberlo todo sobre su marido —y sobre ella misma—. Así empieza un viaje alucinado y alucinante que puede desvelar un asesinato y secretos sepultados durante demasiado tiempo.
La fama de la desapacible Kimberly Clark Weymouth, una pequeña ciudad eternamente aquejada por heladas ventiscas y mucha nieve, y donde Louise Feldman ambientó el clásico infantil La señora Potter no es exactamente Santa Claus, permitió a Randal Peltzer abrir una exitosa tienda de souvenirs. Cada día, la ciudad recibe a lectores de la excéntrica escritora y, a regañadientes, vive de ella. Pero ¿qué pasaría si, harto de un destino que no ha elegido, Billy, hijo de Randal, decidiese cerrar la tienda para mudarse a otra ciudad? ¿Podría Kimberly Clark Weymouth permitirse dejar de ser el lugar que ha sido siempre y convertirse en otra cosa? Bajo la exuberante prosa y la imaginación sin límites de Laura Fernández, se esconde una sólida historia sobre la maternidad, la creación y la renuncia, el arte como refugio y la soledad del incomprendido, en este cruce entre una novela de Roald Dahl para adultos y unalocado y digresivo T.C. Boyle que hubiera leído más de la cuenta a Joy Williams. La señora Potter no es exactamente Santa Claus pretende hacer saltar por los aires la sola idea de la existencia del relato, o del relato único de aquello que somos, porque si algo somos es una infinidad de posibilidades.
Esta es la novela verdadera de aquellas mujeres comunes de mediados del siglo XX, trabajadoras jóvenes que no tuvieron a quien quisiera relatar sus vidas, preocupaciones y expectativas.
Michèle Audin construye en La señorita Haas una hermosa y potente novela coral con las vidas de trece mujeres, anónimas aunque con un mismo apellido, Haas, y un mismo espacio-tiempo: la Francia que, entre 1934 y 1941, se adentra en la radicalización y el ascenso del fascismo, la Segunda Guerra Mundial y la deportación de judíos a los campos de exterminio. Como ya hiciera en su magistral Una vida breve (Periférica, 2020), Audin se sirve de la memoria y de la crónica veraz combinándolas con una poderosa inventiva formal.